Un sujeto armado bajó de un sedán plateado y disparó contra la gente en un centro comercial en la zona metropolitana de Dallas, donde mató a ocho personas e hirió a siete –tres de ellas de gravedad— hasta que lo abatió un policía, dicen las autoridades.
De momento, las autoridades no han proporcionado detalles sobre las víctimas en Allen Premium Outlets, un extenso centro comercial, pero testigos aseguran haber visto niños entre los fallecidos.
Algunos afirman también haber visto lo que parecía ser un agente de policía y un guardia de seguridad del centro comercial tendidos en el suelo.
Cientos de personas huyeron despavoridas durante el ataque a tiros, el más reciente en una serie de hechos similares con numerosas víctimas fatales que han tenido lugar a un ritmo sin precedentes en Estados Unidos. Apenas hace una semana, un hombre mató a tiros a cinco personas en Cleveland, Texas, después de que un vecino le pidiera que dejara de disparar su arma mientras dormía un bebé.
Un video que circuló en las redes sociales, tomado con la cámara de un vehículo, mostró a un hombre armado que desciende de un auto afuera del centro comercial y dispara de inmediato contra quienes se hallaban en la acera. Se escucharon más de tres docenas de disparos cuando se alejaba el vehículo que grabó el video.
El jefe de bomberos de Allen, Jonathan Boyd, dijo que siete personas, incluyendo el agresor, murieron en el lugar. Nueve personas fueron trasladadas a hospitales de la zona, pero dos de ellas fallecieron.
Tres de las víctimas estaban en condición grave el sábado por la noche y cuatro se hallaban en condición estable, detalló Boyd.
Diversas masacres han sucedido en Estados Unidos con pasmosa frecuencia asombrosa este año: Un promedio de aproximadamente uno por semana, según una base de datos mantenida por The Associated Press y el periódico USA Today en sociedad con la Universidad del Noreste.
La Casa Blanca indicó que el presidente Joe Biden fue informado sobre el tiroteo y que el gobierno federal ha ofrecido apoyo a las autoridades locales. El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, que firmó leyes que relajan las restricciones sobre armas de fuego después de ataques a tiros que se han cobrado numerosas víctimas describió el incidente como una “tragedia indescriptible”.