En Buenos Aires, Argentina, se fundó en días recientes la primera escuela para exorcistas de América Latina.
Con crucifijo alzado, rocío de agua bendita, oraciones llenas de fervor y la mirada fija en el poseído, el sacerdote Manuel Acuña enseña su receta para ‘sacar el diablo’.
Una mujer es exorcizada por un padre|ESPECIAL
De 54 años, este obispo luterano ofrece sus misas de sanación contra hechizos y maleficios en una pequeña y modesta parroquia en Santos Lugares, en un barrio de clase media baja en la periferia de Buenos Aires.
Allí, en la parroquia ‘El Buen Pastor’, Acuña dice que hizo ‘el mayor exorcismo del mundo’ en 2015, el de Laura, que había estado 10 de sus 23 años internada en un hospital psiquiátrico y hoy ‘está perfectamente bien de salud’.