La polémica Rosario Piedra Ibarra, hija de la prestigiosa activista Rosario Ibarra, fue reelegida por el Senado de México la madrugada del miércoles como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) gracias al apoyo del oficialismo y pese a las numerosas críticas y denuncias en su contra, incluida la falsificación de una carta para apoyar su candidatura.
Respetadas organizaciones sociales —y también miembros del colectivo que fundó su madre hace décadas para buscar a desaparecidos— así como empleados que trabajaron con ella, denunciaron su incompetencia y que su reelección supone continuar con la politización de la Comisión.
La CNDH es un organismo supuestamente autónomo que evalúa abusos de funcionarios y cuyos pronunciamientos no son vinculantes pero sí de gran simbolismo.
Los partidos de la oposición denunciaron la imposición de la candidatura de Ibarra Piedra desde el oficialismo, a pesar de que era la peor calificada entre las analizadas por el Senado.
La reelección de Piedra Ibarra es parte de una serie de decisiones del oficialismo —la reforma del poder judicial, la propuesta de eliminación de siete organismos autónomos— que, según sus críticos, pretende eliminar los contrapesos que el estado mexicano fue desarrollando durante años para controlar al poder.
Piedra Ibarra fue integrante de Morena —el partido del expresidente Andrés Manuel López Obrador — hasta días antes de ser seleccionada en 2019 por el Senado para hacerse cargo de la CNDH.