Cuatro días después de que se anunció la desaparición del submarino Titán de la empresa OceanGate, diseñado para viajes de exploración a los restos del Titanic, la Guardia Costera de Estados Unidos confirmó la muerte de la tripulación, cuyos 5 integrantes habrían fallecido por una “catastrófica implosión” en algún punto de la inmersión.
La esperanza de un rescate se esfumó desde las primeras horas de este jueves, día en el que, de acuerdo con estimaciones de OceanGate, se terminaría la reserva de oxígeno de la tripulación y se reportó el hallazgo de restos del submarino.
Horas después del hallazgo, John Mauger, comandante del Primer Distrito de la Guardia Costera, confirmó que no había esperanza de rescatar a la tripulación: "en consulta con expertos del Comando Unificado, los restos son consistentes con la pérdida catastrófica de la cámara de presión”.
Sobre las partes encontradas durante las primeras horas de este jueves, autoridades indicaron que serían parte de la cámara de presión del submarino.
¿Qué es una implosión?
De acuerdo con la Física, una implosión es el “hundimiento y rotura hacia dentro de las paredes de un recipiente cuya presión es inferior a la del exterior”. En palabras simples, se trata de un efecto contrario a una explosión, la cual se da cuando la presión se acumula en un espacio contenido y empuja hacia afuera.
Aunque el informe de la Guardia Costera estadounidense no profundiza en las causas que llevaron al submarino a implosionar, expertos en inmersión consideran que la nave no soportó la presión que se genera a esas profundidades (3,800 metros).
Desde 2018, año en que se construyó el primer prototipo de Titán, su capacidad de soportar la presión de aguas profundas fue motivo de polémica entre integrantes de OceanGate.
La nave, construida con una aleación de titanio y fibra de carbón, en teoría sería capaz de hacer inmersiones y soportar la presión que se genera a 4 mil metros en el fondo del mar.
Sin embargo, la resistencia de la nave fue puesta en tela de juicio en 2018, cuando David Lochridge, director de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, publicó un informe en el que limitaba la capacidad del submarino a 1300 metros de profundidad, menos de la mitad de lo informado cuando se anunció el primer prototipo.
En el submarino Titán viajaban Stockton Rush, CEO y fundador de OceanGate, el submarinista Paul-Henri Nargeolet, el empresario Hamish Harding y el multimillonario Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood.