La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, llegó a Taiwán a pesar de las amenazas de Beijing de graves consecuencias, convirtiéndose en la funcionaria estadounidense de más alto rango en 25 años en visitar la isla autónoma reclamada por China.
La visita de Pelosi ha provocado un aumento de la tensión entre China y Estados Unidos. China reclama a Taiwán como parte de su territorio, para ser anexado por la fuerza si es necesario, y considera las visitas de funcionarios de gobiernos extranjeros como un reconocimiento de la soberanía de la isla.
China había advertido de “medidas firmes y firmes” si Pelosi seguía adelante con el viaje. El Ministerio de Defensa de China dijo que llevará a cabo una serie de operaciones militares específicas para “salvaguardar la soberanía nacional” en respuesta a la visita de Pelosi. Prometió “frustrar resueltamente la interferencia externa y los intentos separatistas de 'independencia de Taiwán'”.
La administración de Biden no instó explícitamente a Pelosi a cancelar la visita, pero trató de asegurarle a Beijing que no indicaría ningún cambio en la política de Estados Unidos sobre Taiwán.
El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dijo que la traición de Washington “en el tema de Taiwán está arruinando su credibilidad nacional”.
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