Este domingo, un avión de Ethiopian Airlines se desplomó poco después de despegar de la capital etíope, dejando una enorme zanja en la tierra y causando dolor en 35 naciones de las que procedían las 157 personas que murieron.
Desafortunadamente dentro de los fallecidos se encontraba una mexicana: Graziella De Louis Ponce, mujer de origen yucateco que trabajaba para la ONU.
No hubo indicios inmediatos de por qué la aeronave se vino abajo después de que despegara en buenas condiciones climáticas hacia Nairobi, la capital de Kenia.
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El accidente fue sumamente similar al ocurrido con el avión de Lion Air que cayó al mar el año pasado frente a las costas de Indonesia minutos después de despegar, cobrando la vida de las 189 personas a bordo. En ambos casos la aeronave era un Boeing 737 Max 8.
“Ethiopian Airlines es una de las aerolíneas más seguras del mundo. En estos momentos no podemos descartar nada”, dijo el director general, Tewolde Gebremaria, quien visitó el sitio del desplome y se paró en el enorme cráter que quedó con escombros esparcidos.
Líderes de las Naciones Unidas, la agencia de refugiados de la ONU y el Programa Mundial de Alimentos anunciaron que algunos de sus colegas viajaban a bordo de la aeronave rumbo a una conferencia ambiental en Nairobi.
