En una tragedia se convirtió el vuelo de Londres a Singapur de la aerolínea Singapur Airlines, debido a que por fuertes turbulencias, un pasajero murió y otros 30 resultaron lesionados, varios de ellos de gravedad.
Fue un avión Boeing 777-300 ER, con 211 pasajeros y 18 tripulantes, que salió del aeropuerto de Heathrow con destino a Singapur, el que comenzó a perder altura, pasando de los los 37 mil hasta los 31 mil pies (de 11.200 metros a 9.400 metros), durante un lapso de cuatro minutos, lo que provocó fuertes turbulencias.
Por este motivo, el piloto hizo un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Suvarnabhumi en Bangkok, encontrándose un desastre en el avión al momento de tocar tierra, pues el techo estaba destrozado, había golpes en los guardamaletas, rastros de sangre, mantas y comida tirada en los pasillos, pero lo peor es que se encontró a un hombre muerto de 73 años de edad, aparentemente por un paro cardíaco, mientras que de los 30 lesionados, siete están en estado crítico.
"Singapore Airlines ofrece su más sentido pésame a la familia del fallecido. Nuestra prioridad es brindar toda la asistencia posible a todos los pasajeros y tripulantes a bordo del avión. Estamos trabajando con las autoridades de Tailandia para brindar la ayuda médica necesaria y enviando un equipo a Bangkok para brindar cualquier apoyo adicional", explicó la aerolínea Singapur Airlines.
Según se explica, además de las fuertes turbulencias, un factor que empeoró la situación de este accidente es que muchos de los pasajeros estaban sin el cinturón de seguridad, ya que recién les habían servido el desyuno, por lo que varios salieron disparados y se golpearon con diferentes partes del avión como el techo y los guardamaletas.
"En cuanto al avión, desde fuera parece estar bien. Pero por dentro es un desastre. (...) Les sirvieron el desayuno (cuando se produjo la turbulencia del aire)”, declaró Kittipong Kittikachorn, director de la compañía pública Aeropuertos de Tailandia.