El saldo de muertes por coronavirus a nivel mundial rebasó el millón, nueve meses después de que estalló la crisis que devastó a la economía global, puso a prueba la determinación de los líderes del planeta, confrontó a la ciencia con la política y obligó a las multitudes a alterar la manera como viven, aprenden y trabajan.
“No es sólo un número. Son seres humanos. Son personas que queremos”, dijo el doctor Howard Markel, profesor de historia médica en la Universidad de Michigan que ha asesorado a funcionarios del gobierno en la respuesta a la pandemia y quien perdió a su madre de 89 años a causa del Covid-19 en febrero pasado.
“Se trata de nuestros hermanos, nuestras hermanas. Son personas que conocemos. Y si no tienes ese factor humano justo frente a ti, es sencillo que se vuelva abstracto”, añadió el médico.
La desoladora cifra, de acuerdo con registros de la Universidad Johns Hopkins, es mayor a la población total de Jerusalén o de Austin, Texas y aun así, casi seguramente no refleja el número total de casos debido a las pruebas de diagnóstico y a los reportes inadecuados o insuficientes, y al supuesto encubrimiento de decesos en algunos países.
Y la cifra sigue en aumento. En promedio, se reportan casi cinco mil decesos al día. Partes de Europa ya están siendo afectadas por una segunda oleada, y los expertos temen un destino similar para Estados Unidos, donde se han registrado cerca de 205 mil fallecimientos, o uno de cada cinco a nivel mundial. El número es, por mucho, el más alto en todo el mundo a pesar de los recursos médicos y económicos del país.