Jorge Soler nació en 1992, en Cuba, donde desarrolló su gusto por el beisbol. Empezó a jugar el deporte en su país y lo representó de manera internacional en 2010, en el World Junior Baseball Championship. Desde entonces supo que su sueño eran las Mayores en EU, donde se convirtió en el MVP de la Serie Mundial tras una juventud llena de obstáculos.
En 2011, apenas a los 19 años, escapó de su país para jugar en la MLB y residió en Haití. Un año después, en 2012, fue elegible por la MLB y designado agente libre. Firmó con su primer equipo a los 20 años: Los Cubs de Chicago.
Con su estatura de 1.93 m y 98 kg, era un gran prospecto para las Ligas Mayores. Los Cubs lo firmaron por nueve años y 30 millones. Pasó a la filial de menores, los Daytona Cubs y luego con los Cubs de Iowa.
Hasta 2014 jugó en las Mayores para Chicago. En su primer turno al bat tuvo un jonrón, el jugador 117 en la historia en lograrlo. En 2015 jugó 101 partidos y en 2016, por lesiones, 86. Esa temporada, ganó la primera Serie Mundial de su carrera.
Como jugador de rol, fue intercambiado a los Royals de Kansas City y no pudo mantenerse sano. Ahí permaneció hasta este año, cuando a media temporada, el 30 de junio, los Braves lo adquirieron y ahí despertó. Promedió .269 y en el año tuvo 27 cuadrangulares y 70 remolcadas.
Cuando el jardinero contrajo Covid-19 en Postemporada, parecía imposible que recuperara su nivel; sin embargo, se repuso a las adversidades y con .300, tres jonrones y siete carreras impulsadas, fue nombrado el Más Valioso del Clásico de Otoño.