Los Charros de Jalisco lograron su segundo campeonato de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) desde su regreso al circuito profesional en 2014. En apenas una temporada al mando, la familia González Íñigo logró empatar la cantidad de títulos que sumaban los tapatíos en siete temporadas bajo la antigua administración. La clave del éxito se mantuvo siempre en la materia prima del deporte: los peloteros.
“El gran secreto está en tener grandes jugadores con un manager muy bueno y con una organización que les facilite las cosas para que puedan tener éxito”, dijo en entrevista con RÉCORD Luis Alberto González, director general del club. "Tuvimos la fortuna de entrar esta temporada por primera vez como directiva de Charros y nos encontramos con eso, que teníamos una plantilla deportiva extraordinaria”.
Con un roster plagado de estrellas de la talla de Roberto Osuna, Agustín Murillo, Amador Zazueta y Japhet Amador entre muchos otros peloteros, puede sonar difícil el manejar un vestidor así. Sin embargo, la organización resolvió tratando al jugador por igual, independientemente de su posición o jerarquía.
“¿Cómo mantener esos egos? Porque es una situación de muchos egos”, contó Ray Padilla, gerente deportivo del equipo. “Aquí todo es parejo, todos son iguales. Si a alguien se le da algo, se le va a dar a todos. Si les damos una atención, un vuelo, un hotel, un departamento, todos tienen que tener lo mismo para que ellos no se sientan desplazados. Es la manera que la organización los hace sentir importantes y los toma en cuenta, eso te da el resultado en el terreno de juego”.
En Charros se preocupan por el bienestar del pelotero en todos los sentidos, porque más allá de ser atletas de alto rendimiento también son personas con problemas en su día a día. La salud mental es entonces una de las prioridades de la nueva administración. Un equipo de atención psicológica fue instaurado para estar siempre al pendiente de su bienestar mental.
“Trajimos a un psicólogo de tiempo completo para tratar el tema de la salud mental. Pensamos que en todos los equipos deportivos deberíamos tener esta figura que se dedique a estar cerca de los jugadores para identificar las áreas en las que deben estar más al pendientes”, declaró González.
“Es común que después de una lesión o una mala salida, el jugador no pueda dormir, se sienta inseguro de sí mismo y piense que está en riesgo su trabajo. El hecho de tener una figura como un psicólogo deportivo que esté todo el tiempo presente y además de una directiva dispuesta a escuchar, es una combinación ganadora, pero apenas es el primer paso”, agregó.
Los elementos de Charros pueden recurrir a esta atención cada que lo requieran durante todo el año, aunque González es consciente de que en verano le rinden cuentas a otras organizaciones.
“Lo tenemos todo el año, pero también somos muy respetuosos de que los jugadores tienen un equipo diferente a Charros en verano. Ese equipo es responsable del jugador y nosotros no vamos a pasar la raya de respeto a la otra organización pero el jugador sabe que tiene siempre a la mano el teléfono del psicólogo de Charros para cualquier situación”, concluyó.
