Los Chicago Bulls de la década de los 90 se convirtieron en la religión que profesan los más recalcitrantes aficionados a la NBA, y es Michael Jordan el Dios a quien rinden culto.
Liderada por el mejor basquetbolista de todos los tiempos, esta quinteta supo construir una dinastía a pesar de enfrentarse con colosos del deporte ráfaga como los Suns de Charles Barkley y los Lakers de Magic Johnson.
Chicago ganó seis títulos repartidos entre 1991-1993 y 1996-1998, todos en duelos legendarios ante equipos que de no ser por la hegemonía de los Bulls bien podrían presumir de al menos un título más en sus vitrinas.
Y esa es quizás la máxima virtud de la escuadra dirigida por Phil Jackson, que supo dominar a feroces fieras para ganarse el respeto de la liga y convertirse en un equipo de culto.
Los Bulls transformaron la forma en que una ciudad aficionada a los deportes se veía a sí misma, cambiando gradualmente la mentalidad en un lugar donde se exigía ganar todo -o más que eso- durante el último suspiro del Siglo pasado.
En 1991 empezó a edificarse una dinastía y empezó así una de las historias más gloriosas que se recuerden en el deporte mundial.
La quinteta astada comenzó a engrandecer su leyenda con el primero de sus seis anillos en 1991, cuando 'Air Jordan' impulsó al equipo de la 'Ciudad de los Vientos' a cosechar 61 triunfos en la campaña.
En la final del Este derrumbaron a los Pistons de Isiah Thomas y a los Lakers de Magic Johnson en las Finales, para hacer aún más gloriosa su gesta, con Jordan siempre acompañado por su fiel escudero Scottie Pippen, además de Horace Grant, Bill Cartwright y John Paxson.
En 1992 y 1993 los Bulls conquistaron el tricampeonato con la misma fórmula: un Jordan en estado de gracia, acompañado por un séquito de virtuosos del deporte ráfaga que asemejaban en la pista a la coreografía del Ballet Bolshoi.
En el 92 sufrieron en la Final de Conferencia hasta llegar a un séptimo juego ante los Knicks para despachar en las Finales a los Blazers de Clyde Drexler; mientras que en el 93 derrocaron al MVP de la temporada regular Charles Barkley y sus Suns en la gran final.
Tras un año retirado debido a su necesidad por probar el beisbol tal y como le habría gustado a su padre, 'Su Majestad' volvió para la temporada de 1995 y un año después consiguieron su cuarto título frente a los Sonics.
En 1997 y 1998 fue el Utah Jazz de Karl Malone y John Stockton la nueva víctima de un huracán que se formó en la 'Ciudad de los Vientos' y arrasó una liga en su época de mayor paridad.
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