Guillermo Ochoa, portero de la Selección Mexicana, vivió un partido de ensueño cuando un 17 de junio, pero de hace tres años, el Tri se medía a Brasil, en una de las pruebas más difíciles de la pasada edición de la Copa del Mundo en tierras sudamericanas.
La sede fue Fortaleza y Ochoa hizo honor al nombre de la región brasileña y la 'Canarinha' se topó con una auténtica muralla defendiendo los tres palos de los entonces dirigidos por Miguel Herrera.
Un potente cabezazo de Neymar parecía ser la solución para abrir el marcador, en una jugada en donde el arquero mexicano no tenía la posiblidad de sacar el esférico; sin embargo, Memo Ochoa se estiró lo más que pudo y con reflejos felinos, dejó al delantero blaugrana sin perforar las redes del marco nacional.
Guillermo Ochoa probó que, bajo la presión de todo un estadio y en contra grandes equipos, se crece y sabe resguardar celosamente el arco, deleitando a los aficionados a este deporte con grandes atajadas.