Cuando Jorge Sampaoli habla de dirigir una selección nacional, su mirada se transforma. Está claro que su paso por la selección chilena no sólo le dejó el título de la Copa América, sino que también el sabor de logros a otro nivel. Y eso lo seduce. La posibilidad de pasar al Tri le quedó como una espina en la garganta. “Me hubiera encantado. Tuvimos varias charlas y hubiese sido muy interesante esa experiencia”, asegura el entrenador oriundo de Casilda, un pequeño pueblo de Santa Fe, Argentina.
¿Estuviste cerca de asumir?
Tuvimos varias charlas y a mí me seducía de verdad asumir ese reto. En Buenos Aires me reuní con el gerente de Selecciones de México. Yo en ese momento era el entrenador de Chile y me pidieron una entrevista porque luego de la Copa América estaban muy interesados en que me hiciera cargo de la Selección. No llegamos a un buen término solamente porque había una cláusula económica muy alta, casi imposible. A mí realmente me interesa mucho el futbol mexicano porque tienen todos los rasgos que a mí me permiten desarrollar mi idea: arqueros que juegan bien con los pies, defensores que salen muy bien y así en cada puesto. La vinculación del desarrollo es iniciar bien para terminar mejor y eso México lo tiene. Por eso yo estaba convencido que de haber asumido podríamos haber hecho un gran proceso. Estaban dadas las condiciones.
¿Y qué sucede, tanto en la selección como en los clubes que juegan Copas internacionales, que siempre están cerca pero no dan el salto de gloria?
México en las competencias más importantes como un Mundial o una Copa América se hace extremadamente fuerte y va creciendo con la competencia hasta que llegan los momentos cruciales y ahí sí encuentra límites. Una buena manera de resolverlo es revelarse ante esa frustración que les pasa normalmente, pero que tienen todos los argumentos para poder resolverlo. Hoy México tiene futbolistas que te permiten jugar muy bien al futbol, con esa capacidad van a poder resolver esa frustración. Evidentemente es una tarea pendiente, pero tienen con qué resolverla.
¿Esa limitación que tienen para poder resolver el inconveniente es lo que a ti te seducía para hacerte cargo de la Selección?
A mí siempre me seduce el hecho de poder cambiar la historia. A veces me cuesta más y a veces me cuesta menos. A mí me ilusiona que todo lo que está establecido se rompa. Entonces, establecer que a México le cuesta el tramo final en un Mundial después de haber hecho una etapa clasificatoria excelente, a mí me seducía para establecer un diagnóstico sobre eso y trabajar para mejorarlo. Estoy convencido de todas maneras que México lo va a lograr con el tiempo, pero eso es algo que a mí me seducía mucho.
En Chile rompiste estructuras. ¿Qué tanto evolucionaste como técnico después de ese logro?
Mi evolución tiene que ver con los futbolistas. Por eso te hablaba sobre que a mí siempre me gustó más el futbol de antes. Cuando yo quiero pasarla bien, miro un partido de los de antes. Para referenciarme miro atrás porque con los partidos de ahora no puedo, prefiero ver una linda película. De antes me identifica la manera, aquel jugar por jugar y no tanta contaminación como la que hay ahora vinculada con la actualidad, con un montón de anexos que no tienen que ver con la pelota.
¿Cómo cuáles?
¡Hoy es más importante un GPS que la pelota! Es más importante un análisis exterior que la misma pelota. Hay jugadores que miran cuánto corrieron y no miran qué tan bien jugaron o qué tan mal lo hicieron.
¿Y ese chip cómo lo incorporas en tus jugadores?
Sencillo: volviendo hacia atrás. Sin tanta necesidad de esos datos. Buscando entrenamientos que tienen que ver con el juego en sí. ¿Sogas en un entrenamiento? ¿Pesas en una práctica? Con una sola pelota se puede entender muy bien el mecanismo y ahora hay 50 pelotas, 50 cintas, 50 sogas, 50 pesas. Si siguen así (en el futuro) no va haber lugar para el césped.