Jesús Molina sobre su expulsión ante Cruz Azul en 2013: "Sentí mucho coraje e impotencia"
Hoy hace 11 años de su expulsión más dolorosa. Fue precisamente el 26 de mayo de 2013 en la Final entre América y Cruz Azul que Jesús Molina vio el cartoncillo rojo que lo condenó al vestidor apenas al minuto 13 del partido de vuelta disputado en el Estadio Azteca.
“Recuerdo mucha emoción previo al partido, desde una noche antes mis papás me fueron a visitar ahí al Hotel, invité a unos amigos, a mi esposo y previo al juego había mucha ilusión y emoción por se campeón obviamente; el día del juego recuerdo perfecto que era muy temprano en el partido cuando hay una jugada en donde quedamos mal parados”, recordó el propio Molina en entrevista con RÉCORD.
“La cancha estaba mojada y hubo un mal rechace y nos quedamos mal parados y decido parar la jugada para ubicarnos bien, hacer uno de esos llamados ‘fouls’ tácticos y terminó la jugada sabía que me iba a sacar la tarjeta amarilla, cuando veo a Paul Delgadillo encarrerado y con la manos atrás sentí mucha impresión y asombro”, agregó.
El ahora exfutbolista reveló que no hubo regaño, ni enojo por parte de Miguel Herrera o sus compañeros pues todos entendieron que se trató de un error arbitral.
“No, para nada (regaño). Fue un accidente y Miguel (Herrera) y mis compañeros lo entendieron así como una mala decisión del cuerpo arbitral, cosas del futbol, no fue ni la primera, ni la última vez que ha pasado; lo bueno es que el equipo supo reponerse y se levantó de estar jugando con un hombre menos”, declaró.
“Después pasé a sentir mucho coraje e impotencia de la decisión que había tomado, pero bueno en ese momento no había VAR ni marcha atrás y quedó aceptar la decisión que para mí fue equivocada porque era una jugada en tres cuartos de cancha y el control de Pablo (Barrera) fue hacia afuera y no era manifiesta de gol”.
Molina admitió que la tristeza no le permitió ver el primer tiempo ya que se mantuvo en las regaderas del vestidor y fue hasta la parte complementaria cuando pudo sentarse a ver el juego por la televisión junto a un utilero y kinesiólogo del equipo.
“Pero al final el árbitro tomó la decisión y me fui muy cabizbajo al vestidor, molesto y ya en el vestidor fue una sensación de tristeza de no poder estar ayudando a los compañeros, pero después pensar que había iniciado una Final importante, la llamada Final Épica y levantarla en el Azteca fue un momento inolvidable”, comentó.
“Estoy en el vestidor con un utilero y con un Kinesiólogo del equipo, la verdad el primer tiempo no lo terminé de ver porque me quedé en las regaderas, pero ya el segundo ya lo vi completo con los tiempos extra y obviamente los penales”, relató Molina.