El Azteca fue una sucursal de Ciudad Universitaria. Pumas jugó como local el Clásico Capitalino, la pasional afición auriazul fue mayoría contra el acérrimo rival y el 'Goya' retumbó en todos los rincones del Coloso.
Desde antes de que empezara el partido en los alrededores del recinto americanista se inundaron las calles y avenidas con los colores azul y oro, desde ese momento se notaba que los del Pedregal abarrotarían la casa de su peor enemigo.
Ya dentro del inmueble la supremacía universitaria cobró forma y ya era tangible, ambas tribunas superiores laterales se pintaron con los colores de la UNAM y aunque las dos cabecereas eran americanistas, la energía, el ruido y los cánticos de Pumas fueron el tenor de la noche.
Por supuesto el sonido local del estadio intentó apagarlos o por lo menos reducir los gritos rivales, inclusive, en varias ocasiones solicitaron a la afición azulcrema hacerse sentir, pero el esfuerzo era en vano y momentáneo con todo y que las únicas porras que pudieron ingresar sus tambores y trompetas fueron las de América.
Durante el primer tiempo la afición siguió ingresando al estadio todavía hasta el minuto 30 y una de las zonas se llenó únicamemte de aficionados auriazules, que la policía decidió con más elementos que observaron, cuidaron y custodiaron esa triubuna el resto del partido.
El partido concluyó con un vibrante empate a un gol.