IVÁN CAÑADA
Sobre el botín derecho tiene un guante como pocos en el futbol mexicano. Sólo es cuestión de que Daniel Ludueña fije la mirada en el objetivo y dispare. Lo demás es historia. Una que los aficionados de Santos gozan constantemente, gracias al guante que tiene el Hachita, vital en esta ocasión para que los Guerreros no fueran presas de unos Xolos sin piedad, que ahora no pudieron vencer al vigente Campeón, con lo que se conformaron con un empate (2-2).
Ludueña hizo con dos disparos lo que no muchos tienen la capacidad de hacer. Simplemente acomoda el pie, toca con sutileza el balón y éste atiende a la clase del ahora mexicano. Dos tiros y mismo número de goles, suficientes para pelear contra la potencia y efectividad del Tijuana, en un encuentro marcado por las ausencias para ambos clubes, pero también por la calidad individual de sus elementos. No por nada se enfrentaron el actual monarca de la Liga y el eventual líder. Espectáculo casi asegurado.
Y los Guerreros dieron el primer golpe de la batalla, gracias a la creatividad del Hachita, quien encontró un pequeño espacio y la oportunidad perfecta para cruzar un disparo que Saucedo vio inalcanzable apenas a los ocho minutos. Los de la Comarca parecían no extrañar a Oribe, Darwin y Hérculez. Lo intentaron con el joven Mario Cárdenas al frente, pero con el soporte de Suárez, Ludueña o Cándido Ramírez.
Tras la ventaja de los albiverdes, los Xolos despertaron en el encuentro. Les tomó más tiempo del acostumbrado adueñarse del balón y acercarse al marco de Oswaldo. No es que lo hicieran con mucho peligro, pero con una que se les presente, les basta para morder. En esta ocasión así ocurrió, gracias a Riascos, quien disparó para que Oswaldo rechazara y Garza rematara con el balón a modo. Empate incierto. Todo podía pasar.
Los de Galindo trataron de pelear como podían. Tras el descanso se replantearon ideas, pero a final de cuentas extrañaron a sus figuras en el ataque, por más que querían generar variantes. Faltó la velocidad de Darwin y la efectividad de Oribe. El Tijuana encontró la otra parte y tras un centro de Arce, que contó con una pantalla de Moreno, celebró tras el remate de Riascos. El Campeón estaba herido, pero no de muerte.
Si no funcionaban las combinaciones entre los jugadores, había que aprovechar otras oportunidades como las jugadas a balón parado. Nadie mejor que Ludueña para cambiar esas situaciones por goles. El Hachita nuevamente acarició el balón para mandarlo a las redes y firmar el empate.
El vendaval albiverde llegó de inmediato y hubo algunas opciones más que simplemente coquetearon con el arco de Cirilo. El marcador ya no se quiso mover y los equipos se repartieron puntos.
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