ÁLVARO CRUZ
Un partido encendido por goles, atajadas y polémica arbitral, terminó con los latidos del corazón a mil por hora, en una historia que parecía Santos sentenciaba y tuvo tintes épicos sobre el final cuando Cruz Azul reacción; sin embargo, el marcador fue a favor de los Guerreros por 3-2.
Oribe Peralta y Oswaldo Sánchez encabezaron la sufrida victoria santista, al más puro estilo de película taquillera, con dos goles delirantes del ariete que hacían soñar con la goleada, y sendas atajadas del cancerbero que evitaron el agónico empate.
Sin contratiempos y con el hacha bien afilada, los Guerreros salieron a la caza de su víctima, con una cabalgata endemoniada de Rentería que terminó en un disparo potente a media altura desviado por Jesús Corona, quien rozó el balón con las uñas estirándose cuán largo es.
El córner posterior a la jugada fue cobrado en corto, Cejas centró al área para que Salinas intentara tirar al marco con una tijera descompuesta, pero el balón salió elevado al área chica y quedó a merced de un Osvaldo Alanís que no perdonó ante Corona.
El letargo Azul pasó de la inoperancia futbolística a la pifia, cuando Israel Castro, en su afán de salir jugando, se enredó con la pelota, la regaló a Salinas que filtró para Peralta, éste dio cátedra con una conducción exquisita, parte externa acariciando el esférico, y cuando enfrentó a Corona, lo eliminó con una finta para después finiquitar su obra.
La gente le gritaba "Hermoso", se rendía ante su ídolo, quien apenas iniciaba su recital. Peralta agradeció el gesto y, tras un pase magistral del Chato Rodríguez que prolongó Cejas, definió de zurda, con el filo del zapato, al ángulo inferior derecho de Corona.
El complemento trajo consigo la polémica arbitral. Erim Ramírez expulsó a Oribe Peralta tras un pisotón sobre Gerardo Flores en un disparo a puerta que el delantero, aseguraba, no había sido intencional.
Cruz Azul se volcó al ataque aprovechando la superioridad numérica, y tuvo un doble disparo al arco que salvó Ibáñez sobre la línea y luego Alanís enviando a tiro de esquina.
De ahí surgió otra jugada dudosa, cuando Ibáñez marcaba a Gerardo Flores en y el silbante marcó un penalti, argumentando jalón en el área, que Chaco Giménez cobró de manera magistral ante los movimientos laterales de Oswaldo.
El resurgimiento Azul era una realidad, el Chaco empezó a jugar por nota y a demostrar su calidad individual. Tras una serie de rebotes en la meta albiverde, la pelota llegó a Giménez, quien asistió de tres dedos a Joao Rojas, para que el ecuatoriano encendiera la red con un impecable remate de cabeza.
Los minutos finales fueron de alarido, La Máquina estaba encima del Santos en busca del final de fotográfico, pero la reacción felina de Oswaldo Sánchez, quien voló de lado a lado, tiñó de verde el triunfo en un partido para el recuerdo.