FRANCISCO ONTIVEROS
Los Gallos Blancos necesitaban un milagro, y en esta Semana Santa lo consiguieron; y es que en el duelo ante Santos, los queretanos lograron rescatar un agónico punto, luego de igualar, con autogol de último minuto de Felipe Baloy, 1-1 ante Santos, en un partido que, además, culminó en un conato de bronca entre jugadores de ambos equipos.
Fiel a su estilo, el conjunto lagunero saltó a la cancha con la intención de imponer condiciones con base en su arsenal ofensivo; situación que les permitió contar con las primeras aproximaciones de peligro en el encuentro, en especial a través de Rodolfo Salinas, quien se mostró insistente de cara al marco rival.
No obstante, los Gallos, urgidos de puntos por el tema del descenso, no se dejaron intimidar y respondieron pronto, poniendo a prueba a Oswaldo Sánchez.
Sin embargo, la suerte parecía estar a favor del conjunto lagunero, que al minuto 35 logró adelantarse en el marcador, al aprovechar una pena máxima dudosa señalada por el silbante por falta sobre Oribe Peralta, quien se encargó de capitalizarla con una perfecta definición.
Por ello, para la parte complementaria, el conjunto queretano se vio obligado a adelantar líneas; situación que le abrió los espacios a los locales, quienes estuvieron cerca de definir el encuentro, al minuto 50, por conducto de Herculez Gomez, quien falló frente al marco rival.
Inclusive, el partido se le puso todavía más cuesta arriba a los visitantes, quienes al minuto 75 se quedaron con un hombre menos, ya que Mario Osuna recibió su segunda tarjeta amarilla, después de una fuerte entrada sobre el recién ingresado Mario Cárdenas.
Sin embargo, cuando parecía que los Guerreros conseguirían su quinta victoria consecutiva, en la última jugada del cotejo, Querétaro emparejó los cartones, gracias a una acción desafortunada para el cuadro local, en la que Felipe Baloy empujó el esférico al fondo de su propio arco.
Con ello se sentenció el empate; sin embargo, todavía había historia en el partido; ya que tras el silbatazo inicial, un conato de bronca se originó en el campo, lo cual pudo haberse complicado, de no ser porque hombres como Oswaldo calmaron los ánimos.