El efecto Ronaldinho sigue vivo en todas las plazas del futbol mexicano y esta tarde, al llegar a Torreón, desató la locura de los aficionados.
La espera en el hotel de concentración de los Gallos Blancos era 'una sucursal del manicomio', pues los laguneros querían conocer y ver de cerca a uno de los más grandes ídolos del futbol contemporáneo, Dinho.
Las altas temperaturas no fueron obstáculos para las decenas de personas que buscaban un firma, fotografía o un saludo del astro brasileño.