KARLA UZETA
Joaquín del Olmo tiene la influencia de dos entrenadores que lo marcaron en su época de jugador: Leo Beenhakker y Miguel Mejía Barón. El entrenador de los Pumas señaló que durante la pretemporada en Acapulco ha procurado fomentar el factor humano.
"Me gusta tener mucho contacto con el jugador. Trato de estar con ellos, de saber cómo se sienten, de darles respuestas ante el trabajo, la broma, el buen momento. Lo anímico es muy importante, mentalmente es un equipo fuerte por la cantidad de jóvenes que tiene y por los refuerzos que llegaron, que son gente que ha ganado títulos y ojalá demos con la mezcla rápido.
"Es algo que le aprendí a Mejía Barón, tuve técnicos con los que no había un solo contacto, pero si algo le aprendí al ‘viejo’ era eso, que antes de ser futbolistas somos seres humanos y de manera en que se esté mejor en la vida privada, la futbolística va a ser más grande de lo que uno espera, así es que trato de sentir al jugador en el día a día, porque prefiero que traen algo a que entrenen así, por eso trato de darles confi anza, pero también en el entendido de que la línea es muy delgada y buscamos que no se pase porque hay que mantenerla como cuerpo técnico”, expresó.
Para un técnico joven como Joaquín, tomar referencias de gente experimentada es básico, al tiempo de ir forjando una forma de trabajo y un estilo para dirigir.
"De todos los técnicos que tuve aprendí algo, tanto bueno como malo, y no haré cosas que me hicieron. Gracias a Dios tengo la rara costumbre de apuntar, semana a semana, desde jugador hasta hoy, lo que más me gusta de otros equipos y lo adapto al mío. Hubo gente como Bennhakker de quien aprendí que en el futbol dos más dos no son cuatro.
"Pero si me preguntan, con el que más me identifico es con Mejía Barón, porque es un tipo muy de frente, muy honesto, con una calidad humana increíble, muy bien preparado y capacitado, bastante mesurado, que es una de las grandes cosas que me falta, porque de repente digo cada tontería, pero es parte del aprendizaje; Miguel es muy detallista en la preparación de los partidos; como él decía: después de la charla, el técnico ya no tiene que ver mucho, sólo lo que se ha entrenado”, expresó.
Conforme pasan los días, Del Olmo se convence más de que el futuro de los Pumas es prometedor. Y es que tras dos semanas de trabajo en Acapulco, el Jaibo está cada vez más enamorado de su equipo.
"Pinta perfecto, con mucha ilusión, pero tenemos que ser mesurados porque el equipo tiene que ir de menos a más, sin que suene a pretexto, yo quiero ganar desde el primer partido y nos estamos preparando para eso, pero de pintar a ser hay una gran diferencia, por eso hay que hacer en el campo lo que toda la gente ve, pero a través de trabajo, de la calidad que tenemos como plantel y de la institución que representamos.
"Los veo muy bien (a los refuerzos), pero tengo todo un plantel. Ya es momento de dejar de hablar de los refuerzos y comenzar a hablar del plantel de Pumas, porque es un equipo completo, todos son lo mismo y están trabajando muy bien, hay una gran exigencia y en futbol estamos bastante parejos”.
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