ÁLVARO CRUZ
El 4 de diciembre quedará marcado como la fecha en que un hombre se convirtió en leyenda. Miguel Calero pasó del reconocimiento a la inmortalidad, su legado quedó plasmado con letras de oro luego de decir adiós en el momento que nadie lo esperaba.
El velorio tuvo un marco pletórico, las lágrimas no impedían que 2500 aficionados cantaran con sentimiento el último adiós al ídolo, y mostraran su profundo agradecimiento por las alegrías que el colombiano les brindó bajo los 3 palos, mientras el féretro pasaban junto a ellos cargado por Jesús Martínez, Andrés Fassi, la familia de Calero y sus compañeros de 12 años a la fecha.
Miguel Calero sufrió una trombosis el 25 de noviembre y fue trasladado a un hospital de la Ciudad de México; tras 6 horas de operación, los médicos señalaron que tuvo oclusión de la arteria carótida, misma que fue liberada del coágulo, aunque no podían descartar la presencia de infarto cerebral en cualquier momento, su estado era grave pero estable.
Los días transcurrían y la evolución del ';Cóndor'; era gradual, incluso el doctor Édgar Nathal, neurocirujano que atendió a Miguel, señaló que podían ir retirando la sedación para dar un diagnóstico más preciso de la salud de Calero.
El jueves 29 vino el primer retroceso, los doctores revelaron la presencia de un edema cerebral, el cual impidió que retiraran la sedación a Calero, por lo que había que esperar la desinflamación del mismo, que oscilaba en los 14mm.
El sábado 1 de diciembre surgió un diagnóstico alentador, el edema bajó 5mm y podía pensarse en una posible recuperación, pues los 7 días críticos culminaban y el estado del ex arquero se mantenía estable dentro de su gravedad.
Fue el lunes 3 de diciembre cuando el estado de salud de Calero tomó un curso indeseable; José Antonio Torres, jefe de los servicios médicos del Club Pachuca, comunicaba el parte médico.
"Oficialmente, con mucha tristeza comunicamos que Miguel Calero presenta muerte cerebral. A partir de este momento seguirá siendo manejado con medidas de soporte vital en la unidad de terapia intensiva de este hospital", dijo, mientras Édgar Nathal hizo hincapié en que el fenómeno era irreversible y sólo esperaban el paro cardio-respiratorio.
Fue el martes 4 de diciembre cuando la esperanza se agotó, Calero perdió la lucha, su corazón, el cual se resistía a dejar de latir a pesar de que su cerebro ya no funcionaba, finalmente se detuvo ante la tristeza e incredulidad de su familia y amigos cercanos.
La noticia fue dada a conocer mediante el doctor José Antonio Torres, en el hospital, "Informamos con mucha tristeza que Miguel Calero falleció". De inmediato, su cuerpo fue trasladado a Pachuca, su madre, esposa, hijos y hermanos acompañaban el cortejo fúnebre que llevó a Miguel a su última parada.
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