MARIO ALBERTO VALDEZ
Cuando el rival ya no se llamó Puebla o Atlante, se acabó la magia del Atlas. Y es que los Zorros fueron poca pieza para un Pachuca que con más puntería hubiera goleado a los tapatíos en la cancha del Estadio Jalisco.
A cambio, los Tuzos apenas vencieron 2-1 a los Zorros y revivieron en el torneo a la espera de lo que hagan Toluca, San Luis y América.
Los Zorros, por su parte, seguirán rezando en estas dos jornadas finales por rescatar puntos que no los dejen tan hundidos en el inicio del siguiente campeonato.
El primer tiempo fue vibrante y jugado a un ritmo frenético. Ciertamente los puristas podrán decir que hubo muchas facilidades de ambos equipos, pero los 40 mil aficionados que convocó el Atlas se divirtieron en ese primer lapso.
Y es que primero aceleraron las pulsaciones ante la constante llegada del equipo visitante, que explotó a la perfección los huecos que quedaban sobre todo por el sector derecho ante la mala marca de Gerardo Flores. En esos primeros 25 minutos Pedro Hernández ya era figura del cuadro tapatío.
Sin embargo, la Fiel tuvo su recompensa sobre el minuto 27 cuando en un fulgurante contragolpe Édgar Pacheco deja solo por derecha a Alfredo Moreno que con un potente derechazo, raso y cruzado, bate a Miguel Calero para darle la ventaja de 1-0 a los Zorros.
Lejos de acomodarse mejor en la cancha, los rojinegros mantuvieron las facilidades defensivas y al minuto 31, en la más simplona los Tuzos empataron.
Manso escapó por izquierda y metió tiro centro al que el Tabla Hernández le hizo el oso al grado de terminar metiéndolo en su arco para el 1-1, que ponía justicia en el marcador en ese momento.
Todavía Alférez por los de casa y Cvitanich por la visita, pudieron desequilibrar el encuentro, pero no hubo para más y así se fueron al descanso.
En la segunda mitad Benjamín Galindo intentó soldificar su medio campo y decidió sacar entre otros a Hébert Alférez, con lo que Alfredo Moreno se quedó sin su socio en el ataque.
Pachuca se mantuvo vertical y sobre el minuto 73 definió el encuentro con un servicio de Manso para Cvitanich, que definió como grande al cucharear la pelota a la salida del Tabla, para ponerle punto final al encuentro pues el Atlas no tuvo una sola llegada de peligro en el arco de Calero.