ÁLVARO CRUZ
Gris despedida de los Rayos del Necaxa en el máximo circuito, poco y nada de futbol mostraron, aunque por pundonor no quedaron a deber y con diez hombres fueron capaces de alcanzar en el marcador al Pachuca, que cerró un año para el olvido.
No teniendo nada que perder, se pensaba que Pachuca y Necaxa protagonizarían un partido abierto, sin recelo y con buenas aproximaciones a los arcos, pero fue un error pensarlo, ya que el ritmo en los primero minutos fue semilento, con toque excesivo de balón y escasas oportunidades de peligro.
Transcurrieron los minutos y Marco Rodríguez, fiel a su estilo, comenzó el espectáculo arbitral que mató la esperanza del futbolístico, al expulsar a Luís Francisco García muy temprano por doble amarilla.
Pachuca aprovechó la superioridad numérica y el desconcierto necaxista cuando Arizala recibió un balón largo por derecha, recortó en el área y sirvió para Anchico, que llegó franco a rematar y poner el primer tanto del partido.
Lo demás avanzó sin pena ni gloria, los Rayos se tiraron atrás de media cancha dejando solo a Gandín en punta, mientras los locales paseaban el esférico de un lado a otro, sin profundidad, ganándose la silbatina del respetable al final de la primera mitad.
La complementaria parecía ser más intensa, Paco Ramírez, quien estuvo en la banca ante la ausencia de Sergio Bueno, sacó a Darío Gandín para meter al Gringo Castro y dejar adelante a Sandoval con Iñiguez, fórmula que le daría resultados a la postre.
Los Tuzos, al igual que contra el Atlas, fueron un equipo complaciente, que sabiéndose con la ventaja en el tanteador se relajaron y dejaron crecer a su rival, que con diez jugadores no cesó en el afán de abandonar la primera división sin derrota.
Tanto dejó de hacer el conjunto hidalguense que Alonso Sandoval en media cancha puso un pase de primera intención para Juan Carlos Silva, quien ganó la espalda de Mustafá y Marco Pérez, burló a Cota y definió para el 1-1 final.
