El Estadio Azteca no sólo ha sido testigo de los mejores eventos deportivos, musicales y culturales, ya que también ha albergado momentos lamentables, tales como las 'batallas campales' de los Clásicos de 1983 y 1986.
La primera gran pelea entre ambas escuadras se vivió el 22 de mayo de 1983 en la Semifinal, donde el América perdió una ventaja de 2-1 en la Ida, misma que las Chivas lograron revertir en la Vuelta con un 3-0 que eliminaba a las Águilas.
Durante el arranque del partido, ambas escuadras se dedicaron a calentar los ánimos con constantes agresiones, y Edgardo Codesal, árbitro de ese juego, no controló.
Y es que en el tercer gol tapatío, Gabriel López se burló de sus rivales, provocando que los jugadores azulcremas saltaran al campo para devolver la agresión al chiverío.
Pero la bronca más grande entre ambos clubes se vivió tres años después, el 17 de agosto de 1986, dejando como saldo a los 22 futbolistas expulsados y varios suspendidos.
La gresca comenzó en una jugada donde el portero de las Chivas, Javier Ledesma, intenta despejar el esférico tras una llegada azulcrema. Sin embargo, Lalo Bacas impidió la salida del Guadalajara, por lo que Fernando Quirarte acudió a empujar al atacante de los locales.
El silbante expulsó al ‘Sheriff’, pero Carlos Hermosillo se acercó a agredir al tapatío comenzando así los empujones.
El árbitro Antonio Márquez echó también al delantero americanista, quien antes de abandonar el campo pateó a Quirarte, por lo que los rojiblancos llegaron en auxilio del zaguero.
La violencia se apoderó de los dos equipos que se enfrascaron en una pelea sin tregua, donde todos resultaron con golpes, inclusive algunos acabaron en el hospital.
El silbante decidió expulsar a los 22 futbolistas a 18 minutos del final. Pero mes y medio después se jugó el resto del encuentro.