El partido en el que Pumas se jugaba toda la temporada, tuvo a su presidente, Rodrigo Ares de Parga, al borde de la silla, pues para el directivo fueron los 90 minutos más largos de lo que va del torneo.
Desde antes de que arrancara el juego contra Santos, el mandamás felino empezó a vivir su partido. Bajó al terreno de juego, donde como siempre lo hace, observó el calentamiento de su equipo, sólo que ahora puso atención en el rival, pues ahí estaba el excapitán del equipo, Gerardo Alcoba, a quien saludó efusivamente.
Pero el verdadero juego estaba por empezar. Ares de Parga tomó su lugar en el palco de visita y con el silbatazo los nervios se dispararon.
Siempre acompañado por José Luis Arce y Andrés Lillini, el presidente miraba el duelo cuando al minuto cinco un disparo de Marcelo Díaz los puso adelante; se levantó de la silla, celebró alzando los brazos, vio la repetición en la televisión y se volvió a sentar, aunque en el medio tiempo participó en el Guerretón aventando un par de pelotas.
Él seguía. Se tomaba los cabellos, hablaba con su gente y de repente un gol lo interrumpió, pero festejó a lo grande el tanto de Nicolás Castillo.
Pero lo peor lo vivió Rodrigo al final del juego porque el empate de Santos estaba cerca. De nuevo se levantaba y se sentaba; el tiempo transcurrió y con el silbatazo final festejó el triunfo y el alma le volvió al cuerpo; sin embargo, es consciente de que aún no califican: "todavía falta", dijo sonriente antes de subir al camión del equipo tras el cotejo.