La cima de la Liga MX es de Rayados. La Pandilla del Cerro de la Silla impuso su ley frente a Tigres, el acérrimo rival, y quienes peleaban por alcanzarlos al ser segundo lugar.
El resultado 2-0, fue el reflejo claro de lo sucedido en el terreno de juego en el Clásico Regio 113, un duelo en santa paz dentro y fuera del terreno de juego.
El encuentro se inclinó al bando de Rayados hasta la parte complementaria gracias a un autogol de Juninho al minuto 48; el brasileño al intentar despejar un tiro de Neri Cardozo, terminaría enviando el balón hacia dentro de su propia portería.
Y de este golpe psicológico los de la UANL no se levantarían, pues tres minutos más tarde, Avilés Hurtado haría explotar la tribuna con una anotación de cabeza. Por más que se estiró Nahuel Guzmán, la pelota le botó y ya no pudo hacer nada.
Las anotaciones fueron premio a la insistencia de los regios, pues gracias a Nahuel el partido estaba sin goles. El meta argentino estaba dando un partidazo tirándose a atajar el balón de un lado a otro, así pasó con disparos de Avilés, Rogelio Funes Mori, Leonel Vangioni y Nicolás Sánchez.
Después de las anotaciones del equipo de Antonio Mohamed, el duelo bajó en revoluciones, y era obvio, con la Liguilla enseguida y el partido casi resuelto los equipos bajarían la intensidad.
Minutos finales y la fiesta era en la tribuna: “Si nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán”, era el cantico de los Rayados a Tigres, armonía que le puso el punto final al encuentro.