El arribo de América al Estadio Akron fue acompañado de las burlas por parte de los aficionados de Chivas, quienes recibieron a los jugadores azulcremas con señas obscenas y gritos ofensivos.
El autobús en el que viajaban los pupilos de Miguel Herrera tenía planeado ingresar al recinto por otro acceso, sin embargo, terminó accediendo por donde se encontraban decenas de rojiblancos.
Pese a los gritos y ofensas que no se registraron contratiempos mayores y los elementos del América pudieron ingresar a la casa del Rebaño Sagrado para disputar una edición más del Clásico Nacional.