La lesión de ligamento cruzado anterior se ha convertido en una problemática recurrente en la Liga MX Femenil, con un número preocupante de jugadoras en recuperación. Múltiples factores contribuyen a que las mujeres tengan un mayor riesgo de sufrir esta lesión en comparación con los hombres, y aunque la investigación sigue en desarrollo, médicos y entrenadores han comenzado a analizar medidas de prevención más específicas.

Ciclo hormonal
Uno de los factores más discutidos es el ciclo hormonal. Hay evidencia que sugiere que las fluctuaciones hormonales influyen en las lesiones en general, y a las del LCA en particular. El Chelsea de Inglaterra, ha implementado un sistema en el que adapta las cargas de entrenamiento según la fase del ciclo menstrual de sus jugadoras, con el objetivo de mitigar el impacto y reducir el riesgo de lesiones.
Diferencias en el calzado
Además del aspecto hormonal, existen otras causas… La anatomía femenina, particularmente la alineación de la pelvis y las rodillas, genera una mayor presión sobre los ligamentos, lo que los hace más vulnerables en movimientos de cambio de dirección y aterrizajes tras un salto. A esto se suma un problema que médicos han señalado con insistencia: el calzado que utilizan las futbolistas no está diseñado para ellas, sino para hombres.

Las diferencias en la fisionomía del pie y la forma en la que las mujeres distribuyen su peso podrían estar contribuyendo a que el riesgo de lesión sea aún mayor. Frente a esta realidad, clubes y cuerpos médicos deben repensar la forma en la que se maneja la prevención de lesiones en el futbol femenil.
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