JONATAN PEÑA
Miguel Herrera está de plácemes. Este viernes se cumplen diez años de su debut como técnico en Primera División. "El tiempo ha pasado volando”, señala el Piojo al recordar aquel 17 de febrero de 2002, cuando comenzó una nueva etapa, aunque en la actualidad no existe otro deseo que un título con el América.
En un día de nostalgia, recuerdos e inspiración por los retos que están por delante, RÉCORD acompañó al entrenador de las Águilas a un recorrido al Estadio León, antes llamado Nou Camp, plaza donde vivió su primer juego oficial como entrenador del Máximo Circuito
¿Cómo han sido estos 10 años?
Es un montón de tiempo. Se dicen fácil, pero son un trayecto; cuando me paré por primera vez aquí, en la banca en León, tenía la ilusión y me sentía con la capacidad de que me iba a ir bien, con trabajo, y que estaría catalogado como un buen técnico. Hoy, a 10 años, me da gusto regresar a León. Pasaron volando (los años), pero es toda una historia.
¿Qué sentimientos te genera venir a este estadio?
Llegar a esta ciudad te llena de nostalgia, recuerdos. En aquel momento del debut, cuando íbamos rumbo al estadio todo se aceleraba y era ya estar en la cancha. Tenía muchas ideas para que Atlante funcionara, también mucha incertidumbre de si sólo sería un técnico interino.
En el Verano 2002 relevaste a Carlos Reinoso en el Atlante, después de ser su auxiliar. ¿Por qué consideras que José Antonio García creyó en ti?
Desde antes, cuando todavía yo era jugador, Toño (García) ya me mandaba a visorias, observaba que veía bien el futbol y hacía buenos comentarios; en la cancha era yo un tipo líder, hablaba, mandaba y algo me vio para darme la oportunidad..
Debutaste en la Jornada 7, en una situación comprometedora, ya que León y Atlante tenían una lucha por la permanencia en Primera...
Sí, vinimos a un lugar donde estábamos peleando directamente el descenso contra León y sabíamos que teníamos que dar resultados inmediatos, estábamos en último lugar general del cociente del descenso.
En tu debut no te fue bien...
Hicimos un buen partido, desafortunadamente no logramos conseguir ni siquiera el empate. Nos hicieron un gol de último minuto y terminamos perdiendo el juego (2-1). Obvio, salí triste.
Después de esta derrota ante León, ¿qué vino a tu mente?
Con lo que hizo el equipo quedé tranquilo y consciente de que íbamos a conseguir cosas importantes; lo único que pedía era que la directiva me respaldara y Toño García, como siempre lo he dicho, ha sido importantísimo en mi carrera y, sin duda, alguna me respaldó a muerte.
Al final de la temporada, el Atlante se mantuvo en Primera División...
En esa carrera vertiginosa por el descenso afortunadamente logramos que el equipo se quedara en Primera División, y el club de esta ciudad tan futbolera desde hace justo 10 años no aparece en la máxima categoría.
¿Qué recuerdas de tus primeras indicaciones como técnico dentro del vestidor del entonces Nou Camp?
Les decía: ‘hay que entregarnos al máximo’, ‘sálganse a matar’, ser un equipo punzante, concentrado. Motivarlos para salir adelante; el equipo no venía bien y teníamos que sacar un buen resultado.
Al pasar por las escaleras que conducen del vestidor a la cancha ya para iniciar el partido, ¿sentías nervios?
Pero nervio del que ya quieres estar ahí, demostrar que tenía capacidad y mostrarme en Primera División. Fue bastante bueno recorrer otra vez esa escalinata hacia la cancha. Además, en este estadio la gente no me quería mucho, pero esperaba una carrera que tuviera logros y ascendencia. Afortunadamente, a 10 años estamos en eso.