Tres policías encubiertos belgas se encargaron de controlar y retirar a un grupo de hooligans que buscaban pelearse con la barra rival, en un amistoso de dicho país.
En una escena digna de película de acción, los agentes, tan sólo usando una macana, ahuyentaron a los jóvenes que estaban dispuestos a dejar en el suelo a cualquiera que se les pusiera enfrente.
Sin embargo, se llevaron una no grata sorpresa, pues los tres policías tenían dominio absoluto de artes marciales e incluso terminaron derribando a más de uno de los agresivos hooligans.
A pesar de que los alborotadores intentaron escapar, fueron detenidos posteriormente, para después ser trasladados a su ciudad a bordo de un camión.