El Camp Nou volvió a ser testigo de una increíble epopeya. Cuando prácticamente nadie creía en que el Barcelona lograría la hazaña de remontar al París Saint-Germain en la Vuelta de los Octavos de Final, tras haber caído 4-0 en la Ida, la afición blaugrana presenció un verdadero milagro.
Los catalanes se encontraban en la lona, al borde del nocaut luego de recibir el gol de Edinson Cavani al 62', pero, acostumbrados a épicas volteretas, no dejaron de luchar y consiguieron lo imposible en los últimos minutos del partido, en una historia que sólo puede compararse con aquella Final de Champions League de 1998-99, cuando el Manchester United hizo lo propio contra el Bayern Munich.
En aquella ocasión, los Red Devils se fueron abajo muy temprano en el marcador. Al 6', Mario Basler cobró un tiro libre y tomó desprevenido al guardameta Peter Schmiechel, quien sólo vio cómo la redonda se anidaba en el fondo de su portería.
Dirigido por el mítico Sir Alex Ferguson, el conjunto inglés tuvo que remar contra corriente durante 90 minutos. Sin embargo, cuando el cuadro bávaro se veía campeón de Europa, fueron sorprendidos en sendos tiros de esquina.
El gol que puso a soñar al United fue obra del icónico Teddy Sheringham, quien al 91' desvió un remate machucado de Ryan Giggs para empatar el encuentro justamente en el Camp Nou.
Y justo como ocurrió casi 18 años después, un jugador sin muchos reflectores le dio el triunfo a su equipo: al 93', un joven David Bechkam cobró el tiro de esquina desde la izquierda, Sheringham alcanzó a conectar de cabeza, pero fue Ole Gunnar Solskjaer quien alcanzó a meter el pie para conseguir el tanto de la victoria y el título para Manchester United.
