El Celta y el Levante empataron en Balaídos (1-1) en un gris partido sin apenas oportunidades de gol, un resultado que aleja algo a ambos equipos de sus objetivos, alcanzar la zona europea para el conjunto celeste y salir del pozo del descenso para el club valenciano.
Nada más comenzar el partido el Levante falló una ocasión increíble, un grosero error de Dani Gómez, que, a puerta vacía, no logró empujar a gol un pase de Morales. Esa oportunidad visitante, desencadenada en parte por un fallo de Araujo, fue el único resquicio claro que halló el Levante durante el primer tiempo para inquietar la portería de Dituro.
Poco más ofreció la primera mitad. El Celta tuvo la pelota sin apenas pegada. Orientó casi todos sus ataques por la banda izquierda, aproximaciones sin peligro, salvo un tiro flojo de Cervi y un cabezazo de Santi Mina.
La estructura defensiva del Levante resistió sin sobresaltos. El conjunto celeste no apretó, algo que aprovechó su rival para, superado el ecuador de la primera parte, lanzar varios avisos: un disparo de Dani Gómez que desvió Hugo Mallo, un lanzamiento de Melero desde fuera del área y una mala volea de Bardhi.
El escenario apenas cambió durante el segundo tiempo. Pequeño dominio celeste, pocas ocasiones. El Levante tuvo un disparo de Son y un cabezazo de Duarte; el Celta, solo un envenenado centro raso de Hugo Mallo que no culminó Aspas.
Alessio Lisci refrescó su ataque mediada la segunda mitad, con De Frutos y Roger Martí. Una combinación de ambos rozó el gol. De Frutos centró y Roger Martí se adelantó a la marca del central Carlos Domínguez, pero falló cerca del área pequeña. Respondió de inmediato el Celta con un golpe potentísimo. La secuencia fue veloz: ataque por el costado izquierdo, centro de Javi Galán y cabezazo a quemarropa de Cervi.
Ese gol del Celta no mató al Levante. Se mantuvo firme, sin decaer, hasta que tuvo el premio en una acción parecida a la que minutos antes había malgastado Roger Martí. Volvió a llegar el peligro por la izquierda. Centró Cantero, marcó el empate Roger Martí, más rápido que Carlos Domínguez, un tanto que silenció Balaídos, que, en los quince minutos finales, solo presenció un buen tiro cruzado de Orbelín Pineda que despejó Cardenas para mantener el empate en el marcador.
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