La leyenda del futbol inglés, Wayne Rooney, no ha podido replicar en los banquillos el éxito que tuvo como jugador. Su carrera como técnico comenzó en noviembre de 2020, cuando asumió el mando del Derby County de forma interina mientras aún jugaba para el club. En 84 partidos con los ‘Rams’, consiguió 25 victorias, 21 empates y 38 derrotas, con un 30% de efectividad. Aunque logró salvar al equipo del descenso en su primera temporada, no pudo evitar la caída a la League One en la siguiente, marcando un final amargo para su etapa en el Derby.
Tras su paso por Inglaterra, Rooney buscó redimirse en la MLS con el DC United, pero los problemas persistieron. En 53 encuentros al mando del club estadounidense, sumó 14 victorias, 13 empates y 26 derrotas, dejando un pobre porcentaje de triunfos del 26%. La presión por obtener mejores resultados creció, y la experiencia terminó siendo otro capítulo negativo en su incipiente carrera como técnico.
En 2023, Rooney volvió a Inglaterra para tomar el timón del Birmingham City en la Championship, donde la situación se volvió aún más crítica. Recibió al equipo en la sexta posición de la tabla, pero tras solo 15 partidos, fue despedido dejando al club en el puesto 20. Durante su breve estadía, acumuló 9 derrotas, 4 empates y apenas 2 victorias. Ese mal desempeño encendió las alarmas sobre su capacidad para manejar proyectos.
Finalmente, su paso más reciente, con el Plymouth Argyle, confirmó su complicada carrera como entrenador. El club, que se encuentra en la última posición de la Championship, despidió a Rooney el pasado 31 de diciembre, esto tras un rendimiento de 5 triunfos, 6 empates y 14 derrotas en 25 partidos, con un porcentaje de victorias de apenas el 20%. Su trayectoria como técnico, marcada por descensos y malos resultados, contrasta enormemente con su brillante carrera como jugador, dejando dudas sobre si logrará encontrar estabilidad en los banquillos.