El marroquí Achraf Hakimi, con dos goles, el segundo en el tiempo añadido, dio la victoria al París Saint-Germain frente al colista de la Ligue 1, el Metz, que mostró algunas de las carencias del cuadro parisino, abonado al individualismo sin un sistema reconocible.
Como la pasada jornada frente al Lyon, el PSG se salvó sobre la bocina. Si hace tres días el argentino Mauro Icardi se disfrazó de héroe con un tanto en el minuto 93, ahora el turno le tocó a Achraf, que firmó un partido sobresaliente para dar la victoria a su equipo.
Los cerca de 1.000 millones de presupuesto del cuadro parisino estuvieron a punto de naufragar ante los 85 del Metz. El primero de la tabla y con más poder económico casi no pudo con el más "pobre" y con el peor de la clasificación. Y es que, a veces, los nombres y el dinero no bastan para convencer.
De momento, el París Saint-Germain no lo hace. No muestra un juego colectivo reconocible. Brillan las individualidades, juega a ratos y parece que tardará en dar la tecla de un juego más reconocible. Pero aún así, gana. Otra cosa sería ilógica con las inversiones millonarias de este verano.
Sin embargo, rivales como el Metz, el más débil de la Ligue 1 hasta el momento, son capaces de plantar cara al cuadro parisino, que, también es cierto, no tiene suerte con las lesiones. En esta ocasión, Mauricio Pochettino acumuló hasta siete bajas, incluidas las de Lionel Messi, Marco Verratti, Sergio Ramos o Layvin Kurzawa.
Pese a tener la enfermería repleta, el fondo de armario del París Saint-Germain es impresionante y el técnico argentino todavía tiene que sudar la gota gorda para elegir un once. En esta ocasión, jugadores como Ángel Di María o Luigi Donnarumma, se quedaron fuera. Wijnaldun y Keylor Navas, ganaron la partida. Y Ander Herrera, uno de los hombres más en forma del club, se quedó en el banquillo.
Sin Messi, con una contusión en una rodilla, la responsabilidad de acaparar los focos recayó de nuevo en Neymar y Kylian Mbappé. Para completar el tridente, Pochettino colocó a Icardi y el París Saint-Germain comenzó fuerte, como un huracán que durante 25 minutos disfrutó de muchas ocasiones.
En una de las primeras, muy pronto, Achraf Hakimi, a los cinco minutos, abrió el marcador tras recoger un rechace de Icardi. Después, el PSG disfrutó de sus mejores minutos y Mbappé en dos ocasiones, pudo marcar. Neymar, eléctrico, se convirtió en un incordio para el Metz, que, finalmente, reaccionó.
Y lo hizo a lo grande. Primero, con un aviso de Niane, que a punto estuvo de marcar de chilena; después, con un intento de Yadé en un córner; y, finalmente, Boubacar Kouyaté, de cabeza, también en un saque de esquina, igualó un marcador que no se movió gracias a Keylor Navas, que sacó una mano milagrosa para frenar en un mano a mano a Lamine Gueyé.
En el segundo acto, al PSG se le apagaron las luces. Sólo Neymar y Wijnaldum, con un par de disparos que rozaron el palo derecho de la portería del Metz, pusieron algo de picante al choque hasta la aparición salvadora de Achraf, que salvó al PSG con un zurdazo que volvió a encender la llama de la victoria de un equipo que sin un colectivo fluido no conseguirá un premio más gordo en competiciones con rivales de entidad como la Liga de Campeones.