Un gol del argentino Ángel Di María a falta de dos minutos para la conclusión permitió al París Saint-Germain lograr este viernes un agónico triunfo (2-1) sobre un Lille, que pese a superar con claridad a los de Mauricio Pochettino durante gran parte del encuentro, tuvo que rendirse finalmente a la calidad individual que atesora en su plantilla el conjunto parisino.
Tal y como confirmaron los veintitrés minutos que hubo que esperar para contabilizar el primer disparo a puerta de los locales en un remate, como no, de Ángel Di María, el único que pareció dispuesto a revelarse ante la superioridad del Lille.
Mucho menos tardaron los "dogos", rivales del Sevilla en la fase de grupos en la Liga de Campeones, en poner a prueba al guardameta Gianluigi Donnarumma, que a los dos minutos evitó el gol del Lille con una sensacional parada al turco Burak Yilmaz tras un vertiginoso contragolpe visitante.
Y es que si el PSG mostró durante todo el primer tiempo un ritmo cansino, que hizo estéril su mayor posesión del balón, el Lille sembró el pánico con sus punzantes contraataques.
Una superioridad visitante que se trasladó al marcador con el gol (0-1) del canadiense Jonathan David que culminó a los 31 minutos una gran acción de Yilmaz en el área parisina.
Resultado adverso al que se sumó el cambió al que se vio obligado el argentino Lionel Messi, que había sido duda hasta el último momento a causa de unas molestias musculares, tras la conclusión de la primera parte.
Una baja que se unió a la de Kylian Mbappé, que ni tan siquiera pudo ser convocado para el partido a causa de una infección de garganta.
Pero si de algo puede presumir este curso el París Saint-Germain es de la colección de estrellas que atesora en su plantilla, por lo que a falta de Messi y Mbappé se encomendó al argentino Ángel Di María.
El internacional argentino se encargó de dar la vuelta al partido, primero, con un perfecto centro que no desaprovechó el central brasileño Marquinhos para firmar a los 74 minutos el 1-1, para culminar la remontada local en el 88 al convertir en el definitivo 2-1 un pase del brasileño Neymar.
Un agónico triunfo que mantiene al París Saint-Germain en lo más alto de la clasificación de la Liga francesa, pero que no sirvió para disipar la numerosas dudas que los de Mauricio Pochettino dejan jornada a jornada.