Las futbolistas de la Primera División española iniciaron este sábado su paro indefinido, siguiendo su lucha por el primer convenio colectivo que regule su situación laboral.
El partido que este sábado debía abrir la novena jornada del campeonato, entre el Espanyol y la UD Granadilla Tenerife en la Ciudad Deportiva Dani Jarque de Barcelona, no se disputará.
La plantilla de la entidad tinerfeña, de hecho, ni siquiera llegó a volar desde la isla a la Ciudad Condal.
Las futbolistas de la Primera Iberdrola convocaron una huelga indefinida ante el estado de paralización de las negociaciones entre los clubes y los sindicatos por el primer convenio colectivo del futbol femenino español.
Después de trece meses de negociación, y pese a la mediación en las últimas semanas de la Dirección General de Trabajo y del Consejo Superior de Deportes, las posturas siguen alejadas, especialmente, en cuanto a salario mínimo y parcialidad.
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Las jugadoras rebajaron sus pretensiones salariales hasta los 16 mileuros brutos anuales, pero exigen una jornada mínima de 6 horas diarias. Fijaron en un 75 por ciento el mínimo de la parcialidad, un aspecto clave en la cotización para las futuras pensiones.
La Asociación de Clubes de Futbol Femenino, por su parte, subió su oferta desde los 13 mil a los 16 mil euros brutos anuales, pero pidió limitar los contratos a tiempo parcial para que no tuvieran una ocupación inferior al 50 por ciento de la jornada normal de trabajo. Esto es, cuatro horas al día -20 por semana-, lo que dejaría el salario en 8 mil euros brutos al año para ese tipo de contratos.
La internacional española Alexia Putellas explicó este sábado en su perfil de Twitter que con el paro pretenden conseguir "unos derechos laborales dignos".