El pasado lunes 5 de febrero comenzó el juicio de Dani Alves, a quien se acusa de agresión sexual de una joven en la discoteca Sutton de Barcelona. En el segundo día del juicio, los Mossos d'Esquadra (policia autonómica de Cataluña) confirmaron que las imágenes de lás cámaras de seguridad del local "corroboran completamente" la denuncia de la víctima.
Decenas de agentes de los Mossos testificaron este marzo, y señalaron que al atender a la joven, ella estaba en "shock" y se "derrumbaba" al dar detalles de la agresión. Además, compartieron que la víctima no quería denunciar por temor a que no se le creyera o que difundieran su identidad, y dejó claro que "no quería dinero, solo justicia".
Una de las agentes que tomó la declaración, señaló que en las cámaras de la discoteca se registraron los momentos previos y posteriores a que ambos entrara en el baño reservado del lugar. Mientras que una agente de la Unidad Central contra las Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos explicó que inicialmente trataron de tranquilizar a la víctima, pero cuando llegó el momento de explicar la agresión, se derrumbó.
De igual forma respaldaron las palabras de las amigas de la joven, quienes el lunes explicaron que la víctima tenía miedo de denunciar a Dani Alves - a quien se refería como "una persona importante"-, por el temor a que no le creyeran y por la repercusión mediática. Los Mossos le explicaron los escenarios que se presentarían en caso de que denunciara o no.
Una de las agentes que declaró es la responsable de la UCAS y fue ella quien se encargó de coordinar la detención de Alves en el despacho de su abogada en Barcelona, a donde el futbolista viajó desde México, porque en ese momento militaba con los Pumas de la Liga MX. Según explicó, se llegó a un acuerdo para evitar la detención en espacio público con el fin de proteger la identidad del brasileño; este relato lo corrobó uno de los agentes encargados de la detención, quien señaló que este arresto discreto fue decisión "de sus jefes".