Tuvo que ser un noruego, un nórdico con fama de 'Asesino con Cara de Niño', quien viniera a salvar la tragicomedia que se espectaba en el Teatro de los Sueños desde que el último gran director/dramaturgo salió a escena por última vez.
Ole Gunnar Solskjaer, con la herencia de Alex Ferguson en los hombros, llegó a Manchester United para recomponer a un histórico. Un gigante dormido que ya despertó. Ahora desde el banquillo, Solskjaer se ha encargado de, a base de trabajo y competencia, confianza y libertad a sus dirigidos, dar una nueva oportunidad al ManU en la recta final de la temporada. Siete victorias al hilo, un récord del club, dan esperanza a la afición roja.
"La llegada de Solskjaer quita presión, mal ambiente. Es aplicar el 'Efecto Zidane', de exleyenda del club para echar una mano en momentos complicados. Los jugadores saben que lo tienen que respetar, pues es alguien que ha ganado, que tiene un crédito moral enorme con la afición", describe Alex Pareja, especialista de ESPN a RÉCORD.
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Y es que el mal se cortó de raíz, pues el problema 'tras bambalinas' encontraba un vestuario si bien no roto, un tanto oprimido por el último entrenador.
"Sí, Mourinho era parte del problema. Tenía al equipo en un estado anímico incómodo, por lo tanto no desarrollaban su potencial", observa Tato Noriega, también analista.
En lo futbolístico, además del cambio táctico, la mejoría de jugadores como Pogba y Rashford es notoria con el regreso de la vocación ofensiva.
"Modifica el dibujo base de 4-3-3 a 4-2-3-1 en función a Pogba, ahora más adelantado. El equipo es más agresivo y ordenado. Al atacar mejor, recupera el balón antes y eleva la calidad de sus posesiones", analiza Barak Fever.