La eliminación de Boca Juniors el pasado 20 de julio en Octavos de Final de la Copa Libertadores por el Atlético Mineiro brasileño terminó en una pelea generalizada en los vestuarios del estadio Mineirao de Belo Horizonte que tuvo que ser contenida por la policía.
La bronca se produjo luego de que el Mineiro eliminara en los penaltis por 3-1 al Boca Juniors, tras los empates sin goles en los partidos de ida y de vuelta, y garantizara su cupo en los Cuartos de Final de la Libertadores. La polémica arbitral fue el protagonista del encuentro.
Un par de meses más tarde, la Conmebol dio a conocer las sanciones ante los hechos, señalando hasta a una docena de miembros de Boca Juniors, desde jugadores hasta dirigentes, con multas que van de los 10 mil hasta los 30 mil dólares así como sanciones de partidos y prohibiciones para entrar al estadios de eventos de Conmebol.
Los futbolistas Sebastián Villa y Cristian Pavón recibieron suspensiones de seis partidos; Marcos Rojo fue castigado con cinco encuentros; Carlos Izquierdoz con cuatro; Pulpo González con tres y Javier García con dos.
Algunas imágenes transmitidas por la televisión brasileña mostraron al delantero Sebastián Villa arrojando un dispensador de agua y en otras es posible observar a los zagueros Marcos Rojo y Carlos Izquierdoz agrediendo a un miembro de los equipos de seguridad del estadio.
La confusión tuvo que ser contenida por la Policía Militarizada, que tuvo que utilizar gases para dispersar a los jugadores y llegó a retener por desacato a algunos miembros de la delegación argentina.