Tras la última y decepcionante reunión con Moussa Sissoko, representante de Ousmane Dembélé, el Barcelona da prácticamente por perdido al delantero francés y ya ha empezado a planificar sin él la próxima temporada.
Fuentes de la entidad blaugrana confirmaron a EFE que el encuentro, que se celebró este miércoles por la tarde, no se desarrolló tal como se esperaba después de que el agente del jugador se descolgara pidiendo unas pretensiones económicas que el club considera ahora mismo fuera de mercado.
Las mismas fuentes adelantaron que la dirección técnica trabajará a partir de ahora dando por hecho que el francés ya no estará en la plantilla el curso que viene. Por lo que la mejor solución para ambas partes sería poder traspasarlo a otro equipo en este mercado de invierno.
El club catalán está muy decepcionado con Dembélé, que ha sido más noticia por ir encadenando pequeñas faltas de indisciplina y haberse pasado lesionado la mitad de las cuatro temporadas y media que lleva en el Barcelona que por su rendimiento en el terreno de juego.
Aún así, la entidad había decidido convertirlo en uno de los pilares de su nuevo proyecto -Laporta dijo de Dembélé que era mejor que Mbappé y Xavi que podía convertirse en el mejor del mundo en su posición- y ha estado cinco meses negociando con él la renovación.
Un periodo en el que Dembélé siempre ha expresado al entrenador y a la dirección deportiva su deseo de continuar en el Barça, un mensaje que se contradice con el modo en cómo se han ido desarrollando las negociaciones.
Tras la última reunión, el Barcelona tiene bastante claro que Ousmane Dembélé no seguirá y, después de que ayer prácticamente rompieran las negociaciones, se abren todos los escenarios posibles, incluido que el jugador no vuelva a vestir nunca más la camiseta blaugrana.
De momento, el extremo, confinando en su domicilio tras haber dado positivo por coronavirus, no podrá disputar el duelo liguero del próximo domingo ante el Mallorca en Son Moix.
La renovación a la baja de Dembélé era una operación estratégica del club, no solo de futuro sino también de presente para aligerar la masa salarial y así poder inscribir a Ferran Torres en LaLiga.
Pero el extremo francés no entiende por qué debe ceder ahora en sus pretensiones para ayudar económicamente al club, cuando este se acaba de gastar 55 millones de euros más variables en fichar a un futbolista que además juega en su misma posición.
El caso es que, a partir del 1 de enero, Ousmane Dembéle entrará en sus últimos seis meses de contrato con el Barcelona, lo que significa que podrá negociar libremente con cualquier otro club.
En el Camp Nou lo dan prácticamente por perdido y ahora tendrán que buscar nuevas soluciones para aligerar la masa salarial que les permita cumplir con el 'fair-play' financiero.
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