La visita de Christian Eriksen a la concentración danesa tras recibir el alta seis días después de sufrir un paro cardíaco sobre el césped ha recargado de energía a sus compañeros, que creen en ganar a Rusia el lunes y pasar a Octavos de la Eurocopa.
A la estrella de Dinamarca, que se había desplomado en el partido contra Finlandia, se le colocó el viernes un desfibrilador automático implantable (DAI) tras una operación exitosa en el Hospital del Reino de Copenhague, y se desplazó luego a Helsingør, unos 100 kilómetros la norte, sede de la concentración danesa.
Según revelaron este sábado varios de sus compañeros en rueda de prensa, el "diez" danés apareció con su familia en medio del entrenamiento y luego comió con ellos antes de irse a casa.
"Parecía animado y nos dio energía a todo el equipo. Fue todo muy normal. Pudimos darle un abrazo. Fue bueno verlo dando vueltas con su hijo. Fue un buen día por muchos motivos. Era lo que necesitábamos", dijo Christian Nørgaard.
Joakim Mæhle, el encargado de sacar de banda hacia Eriksen cuando este se desplomó el sábado, calificó el encuentro de "emotivo" y recordó que la última vez que lo habían visto cara a cara, "estaba en el suelo y tuvieron que salvarle la vida en el césped"
"Nunca es agradable verlo como lo vimos, pero creo que manejamos bien toda la situación. Es muy bonito ver que ahora se encuentra bien", afirmó el lateral danés, quien reconoció que "necesitaba" verlo "vivo" de nuevo después de la experiencia del sábado.