Microsoft se mantiene a la vanguardia en esta nueva generación de consolas sobre Sony, su competidor directo, con dos propuestas llamativas y revolucionarias en el mundo de los videojuegos para atacar a dos sectores de público diferentes, el Xbox Series X y el Xbox Series S.
En esta ocasión hablaremos del Xbox Series S, una consola que en diseño es similar a las tres generaciones previas por solo tratarse de un prisma rectangular, pero que sin lugar a duda encuentra su mayor diferencia en el tamaño. La consola color blanco es considerablemente pequeña en comparación al Xbox, Xbox 360 y el Xbox One en cualquiera de sus versiones, aspecto que ayuda a colocarla en cualquier lugar para poder jugar.
Otro aspecto físico que todos los usuarios de Xbox vamos a celebrar es el cable que alimenta a nuestra consola. No tenemos esa clásica caja que siempre teníamos de intermediaria. El control es muy similar en tamaño al del Xbox One, la diferencia es el relieve táctil que tiene el mando.
Ahora vamos a lo que más nos interesa. El funcionamiento de la consola nos ofrece un sumergimiento en la nueva generación; se detecta un cambio perceptible en los tiempos de carga y lo rápido que podemos entrar a los juegos, salir de ellos, cambiar de título a otro e incluso utilizar la aplicación de nuestra preferencia en segundo plano sin interferir en la velocidad de interacción que la consola nos ofrece.
El punto medular del Xbox Series S es el tema gráfico, y es que a pesar de ser considerablemente más económico que el Xbox Series X o que el PlayStation 5 la diferencia de la calidad gráfica con estas dos consolas es imperceptible. El Series S de verdad nos ofrece un extraordinario rendimiento, que son una pantalla acorde a las especificaciones técnicas, tenemos prácticamente la misma imagen ante nuestros ojos.
Es evidente que estamos hablando del inicio de la quinta generación en la era de las consolas, pero de momento, si lo que se necesita es tener títulos como Assassin’s Creed Valhalla, Inmortals Fenyx Rising, incluso Cyberpunk 2077 a su máximo esplendor el Xbox Series S es la opción económica que todo el mundo debe de recomendar. Solo queda esperar que no se quede atrás con el pasar de los años y el avance gráfico de los títulos.
El tema negativo del Xbox Series S es la capacidad con la que cuenta. 500 GB, que con varias actualizaciones de sistema te dejan menos espacio disponible, se vuelven un problema constante a la hora de seleccionar que juegos queremos dentro de nuestra biblioteca.
Un recurso vital para cualquier jugador es el almacenamiento disponible de la consola y es que los nuevos títulos en promedio ocupan más de 69 GB de tu disco duro, por lo que como jugador te sientes limitado.
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La opción es adquirir más almacenamiento externo, pero al menos para un jugador que guste de disfrutar el Game Pass y sus juegos comprados, tendrá que hacer un ejercicio de selección más específico.
Aún así, el Xbox Series S me parece una maravillosa opción para todos los consumidores de videojuegos casuales, que gustan de una extraordinaria experiencia gráfica, con una interfaz amigable. Podrás vivir la nueva generación de consolas por un precio accesible y que satisfaga tus necesidades como videojugador.
