Hoy, al conmemorar mil días desde la partida de Diego Armando Maradona, recordamos uno de los rincones más especiales que guarda su legado: un museo oculto en un sótano de Nápoles. Este espacio, lejos de los reflectores y las guías turísticas, alberga una colección inigualable de recuerdos del astro argentino.
Ubicado en el barrio de Secondigliano, al norte de la ciudad, el museo de Massimo Vignati es un tesoro escondido. Entre sus piezas destacan el botín izquierdo con el que Maradona anotó su doblete a Bélgica en el Mundial de México 1986, el sofá de su apartamento napolitano y el contrato original de su traspaso del Barcelona al Napoli. Además, cuenta con una vasta colección de camisetas, fotografías, banderines, brazaletes y otros objetos que cualquier fanático desearía tener.
La historia detrás de este museo es tan fascinante como su contenido. La familia Vignati tuvo un vínculo especial con Maradona durante sus años en Nápoles. El padre de Massimo, Mario Silvio Vignati, fue conserje del estadio San Paolo durante 37 años. Su madre, Lucia, cocinaba para Diego, y su hermana Raffaella cuidaba a las hijas del futbolista, Dalma y Gianinna. Massimo, por su parte, forjó una amistad con Maradona, compartiendo innumerables momentos con él.
Vignati ha rechazado ofertas millonarias por las reliquias que guarda, incluyendo hasta 20 mil euros por una fotocopia del contrato que llevó a Maradona del Barça a Nápoles. Para él, estos objetos no tienen precio; son recuerdos de su familia y de alguien a quien consideran un hermano.
El museo, aunque no es oficial ni está abierto al público, es un testimonio del amor y la admiración que Nápoles siente por Maradona. Es un lugar donde su memoria sigue viva, y donde se respira la esencia del "barrilete cósmico".
En palabras de Massimo Vignati: "Diego no se toca". Y aunque Maradona ya no esté físicamente, su legado sigue vivo en el corazón de los napolitanos y en este rincón especial de la ciudad.