Qatar pagó más de 10 millones de dólares a una compañía integrada por exagentes de la CIA con el fin de acallar las críticas del presidente de la federación alemana de futbol contra la rica nación árabe por ser anfitriona de la Copa Mundial de 2022, según los hallazgos de una investigación de The Associated Press.
La operación encubierta de varios años, que recibió el código “Proyecto Riverbed” tuvo en la mira a Theo Zwanziger, un exmiembro del comité ejecutivo de la FIFA y presidente de la federación alemana que fue uno de los críticos más punzantes de la decisión de otorgar el Mundial a Qatar, de acuerdo a un análisis de los documentos internos de la empresa que fueron revisados por AP.
“Es una sensación muy, pero muy extraña cuando estás involucrado en el deporte y comprometido con los valores del deporte, para ser seguido e influenciado”, dijo Zwanziger a AP en una entrevista la semana pasada.
El Mundial de Qatar, que arrancará en noviembre, ha sido manchado por denuncias de corrupción y malos manejos. Fiscales estadounidenses alegaron que miembros del comité ejecutivo de la FIFA recibieron sobornos a cambio de sus votos. Qatar niega haber actuado mal.
Los documentos revisados por AP brindan nuevos detalles sobre los esfuerzos de Qatar para obtener y retener la sede del torneo, específicamente el trabajo del país con el exagente de la CIA Kevin Chalker y su compañía, Global Risk Advisors. Los documentos abundan en reportajes previos de AP sobre el trabajo de Chalker para Qatar.
Funcionarios de Qatar no respondieron a pedidos de comentarios.
Chalker reconoció en un comunicado que GRA trabajó en un Proyecto Riverbed, pero sostuvo que fue solo “un proyecto de monitoreo de medios asignado a pasantes y supervisado por un empleado de tiempo completo, que era responsable de leer y resumir los artículos noticiosos".
“La información de AP para este artículo se basa en información falsa proporcionada por fuentes no identificadas”, añadió el comunicado de Chalker.
El vocero de Chalker, David Wells, dijo que no estaba autorizado para decir quién era el cliente del Proyecto Riverbed o brindar otros detalles, como cuánto tiempo duró o los nombres de los empleados que trabajaron en el mismo. El abogado de Chalker, Brian Ascher, dijo que Zwanziger nunca fue blanco de una campaña de influencia encubierta por parte de GRA.
Los documentos analizados por AP indican lo contrario.
“El objetivo principal del Proyecto Riverbed era neutralizar la efectividad de las críticas de Theo Zwanziger al Mundial Qatar 2022 y sus intentos para que la FIFA le quitase el Mundial a Qatar”, rezó uno de los documentos de GRA revisados por AP.
La AP analizó cientos de páginas de documentos de las compañías de Chalker, incluyendo un informe final, memorandos y presupuestos. Diversas fuentes que tuvieron acceso autorizado proporcionaron los documentos a AP. Las fuentes manifestaron inquietudes por el trabajo de Chalker para Qatar y pidieron no ser identificadas al temer represalias.
La AP tomó varias medidas para verificar la autenticidad de los documentos. Ello incluyó confirmar los detalles de varios documentos con diversas fuentes, como exallegados de Chalker, y una revisión de los metadatos de los documentos electrónicos o el historial digital — en lo que fue posible — para confirmar quién elaboró los documentos y cuándo.
Elliott Broidy, quien llegó a desempeñarse como recaudador de fondos del expresidente estadounidense Donald Trump, demandó a Chalker y le acusa de montar una campaña de piratería informática y espionaje por parte de Qatar. Broidy asegura en documentos judiciales que Chalker y GRA pusieron en la mira a Zwanziger con una campaña de influencia encubierta como la que describe en los documentos revisados por AP. Los abogados de Chalker argumentan que la demanda no tiene mérito, y un juez desestimó la querella principal de Broidy, si bien dejó la puerta abierta para que el caso continúe.
El Proyecto Riverbed operó desde enero de 2012 hasta mediados de 2014 y “empleó con éxito métodos complejos de inteligencia tradicional para seguir a individuos dentro del círculo de influencia de Zwanziger y modificar la corriente de opinión sobre el Mundial de Qatar, según un documento revisado por AP y que sintetizó el trabajo de Riverbed.
Lo que se procuraba era crear una “red de ‘influencers’”, conformada por gente cercana al dirigente alemán, y que se encargaría de transmitirle puntos de favorables a Qatar como sede del Mundial. Para ese fin, GRA enviaba una “fuente” que establecía una conversación con los ‘influencers’ de una manera que no sospechasen que era una campaña organizada de mensajes, según los documentos internos.
“Las interacciones siempre transmitían un mensaje consistente: el Mundial de 2022 en Qatar era algo para los negocios, acercaba a Oriente Medio con Occidente y era buena para el mundo”, dice el reporte. GRA dijo en un informe que se lograron “miles” de esas interacciones con la red de Zwanziger.
Los documentos de GRA indican que el Proyecto Riverbed recibió un presupuesto inicial de 27 millones de dólares y que Qatar se demoró en los pagos y no proporcionó todos los fondos.
Pese a las dificultades de financiamiento, GRA dijo que Riverbed fue un éxito.
“Zwanziger ahora cree que Qatar debería retener el Mundial de 2022 para que la comunidad internacional tenga más consciencia de las condiciones de los trabajadores migrantes en Qatar y se impulse una reforma amplia de los derechos humanos y de los trabajadores de Qatar”, dijo GRA en su resumen
La compañía se equivocó.
En una entrevista radial con una emisora alemana en junio de 2015 — un año después del supuesto final del Proyecto Riverbed — Zwanziger reiteró que Qatar era “un cancer para el fútbol mundial”.
Ello propició que la Federación de Futbol de Qatar entablara una demanda civil contra Zwanziger con el fin de que dejarse de hacer tales comentarios en el futuro. El caso fue desestimado por un tribunal regional de Düsseldorf, que dictaminó que Zwanziger hacía uso de su derecho a la libertad de expresión.
Zwanziger afrontó más dificultades legales posteriormente cuando él y los miembros del comité organizador del Mundial de Alemania de 2006 enfrentaron investigaciones por corrupción en Frankfurt y Suiza. Zwanziger negó malos manejos y en agosto de 2019 acusó a los fiscales suizos de interpretar equivocadamente las pruebas. El juicio en Suiza culminó en abril de 2020 sin emitirse sentencia.
Zwanziger afirmó que siente reivindicado al saber ahora que fue el blanco de una fallida campaña de manipulación.