Paul McCartney provocó ayer lágrimas, risas y suspiros de distintas generaciones que convergieron en el Foro Sol, gracias a su Got Back Tour.
El público presente, quien no lo veía desde hace seis años, gritó eufórico el nombre del cantante en este explosivo regreso, cuando los violines del final de “A day in the life” anunciaran su salida y el músico apareciera con una sonrisa para empezar la velada musical para interpretar “Can’t buy me love”, que los fanáticos corearon con todo el sentimiento.
Había mucha nostalgia, por supuesto, porque uno no se podía evitar pensar en el recorrido musical de tantas décadas que McCartney trae consigo. Pero era esa nostalgia linda que da cuando escuchas las canciones que definieron parte de la vida de tus abuelos o tus padres, y que con suerte te heredaron para mantener vivo el legado del artista.
El artista de 81 años comenzó a bailar enérgicamente, como solía hacerlo con el cuarteto de Liverpool: moviendo una de sus piernas, al tiempo que cargaba su icónico bajo con forma de violín y color miel, que siempre ha tocado con la mano izquierda.
Al más puro estilo inglés, con traje negro y camisa negra, Paul continuó hipnotizando a sus fans mexicanos con “Junior’s farm”, saltando así de una de sus primeras canciones con The Beatles a uno de sus primeros temas en solitario.
“Hello, México. Buenas noches. Esta noche voy a tratar de hablar un poquito de español”, dijo McCartney leyendo pero intentando dar su mejor español.
Para la tercera canción, Paul comenzó a hacer lo que siempre hacía con The Beatles: la experimentación, pues mientras él tocaba junto a la batería, el bajo y otros instrumentos, los vientos aparecieron en medio de la zona VIP, interpretando “Letting go”, la primera canción de Wings de la noche.
“Thank you! Estoy feliz de estar de vuelta, muy feliz, ahora hablaré en inglés, hablaré poquito”, dijo Paul antes de continuar con la presentación.
Cantando todos los temas de memoria, desde “Love me do”, hasta “Hey Jude”, pasando por canciones como “Band on The Run”, y “Let It Be”, o bailando y brincando con “Obla di Obla da” y “Get Back”, haciendo un repaso de sus composiciones más memorables.
Además, Paul vino decidido a mostrar su mejor español: “Son una bola de locos”, dijo bromeando a mitad de concierto y desató las risas demostrando ternura.
Se tomó el tiempo de dedicar canciones, primero a su público: “Esta es para ti, yo también te love you”, respondió mezclando los idiomas, dedicándole “Something”, con la que también recordó a George Harrison.
En el repaso de dedicatorias, Paul no se olvidó de Lennon cuando interpretó “I’ve got a feeling” proyectando la imagen de su amigo cantando, en un video de cuando grabaron el disco “Let It Be” en una azotea.
“Son a toda madre”, continuó el cantante, antes de finalizar con las canciones más emotivas, muchas de las más recordadas con The Beatles “Helter skelter”, “Golden Slumbres”, y “The end”, como su nombre lo dice, para despedirse de su gente.
Paul tendrá otra fecha antes de despedirse de México, país con el que no solo mantiene un gran vínculo, sino que lo sigue alimentando, aunque quizá sin saberlo, pues desde personas de la tercera edad hasta niños fueron a escucharlo en una noche que 65 mil personas recordarán para siempre.