El narcomenudeo es un problema que en la Ciudad de México no ha logrado controlarse y cada vez, los encargados de este negocio buscan la manera de cómo eficientar la entrega de sus productos sin ser descubiertos por las autoridades.
Uno de las rutas más eficaces es el Metro, ahí los ‘burreros’ o distribuidores cobran 500 o hasta mil 500 pesos para llevar el producto, la Línea B que corre de Buenavista a Ciudad Azteca es donde se concentra el mercado más fuerte de sustancias prohibidas, ya que el Metro corre por Tepito, que es el punto de partida; lo mismo ocurre en Garibaldi, Lagunilla, Morelos y San Lázaro, donde se encuentran las vecindades que sirven como bodegas y refugio.
La mayoría de estas drogas que se distribuyen en el Barrio Bravo van directo a zonas de alta demanda como la Condesa y Roma, donde se encuentran los bares y restaurantes más populares.
UN TRABAJO DE ALTO RIESGO
Los conocidos como ‘burreros’ son generalmente menores de edad, estudiantes que necesitan dinero o mujeres que lo ven como la única forma de obtener recursos. Muchos de ellos no son vecinos de la zona, lo que funciona para que no sean identificados fácilmente. Cabe destacar, que la policía tiene identificadas las vecindades donde se distribuye la droga como en las calles Jesús Carranza y Tenochtitlán.