Con su tupida barba sobre un estrado y frente a una multitud de miles de personas, Fidel Castro habría sido un blanco fácil para los miles de detractores que trataron de eliminarlo.
No obstante, los agentes financiados por la mafia cubana y hasta el gobierno estadounidense preferían otros métodos más sofisticados, tales como: cigarros explosivos o inocular potentes virus en las ropas que vestía el líder revolucionario. De alguna u otra manera, todos estos planes fracasaron hasta sumar ¡634!
“Si sobrevivir a los intentos de asesinato fuera una disciplina olímpica, habría ganado el oro”, reconoció Fidel Castro, con un gran sentido del humor.
Inclusive, Fabián Escalante, exjefe de inteligencia, recopiló todos los complots contra el dictador y los publicó en un libro titulado ‘634 ways to kill Fidel Castro’ (634 maneras de asesinar a Castro).
Entre las técnicas más descabelladas, para matar al mandatario cubano, sobresalen: un traje de buceo infestado de hongos y con la bacteria de la tuberculosis; utilizar a una de sus antiguas amantes para que le diera una píldora con veneno; o hasta echar una potente cápsula al interior de una malteada de chocolate. A todo esto, Castro salió airoso, pero el pasado viernes no pudo librar a la muerte.
“Ha habido más intentos de asesinato contra el socialista que contra cualquier otra persona”, aseguró una cadena británica.
