El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mantendrá este lunes una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para abordar el suministro de la vacuna Sputnik V contra Covid-19, menos de una semana después de haber llamado al nuevo mandatario estadounidense, Joe Biden.
"Les informo que el presidente Andrés Manuel López Obrador sostendrá conversación telefónica con Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia, mañana a las 8 am (14.00 GMT)", anunció en redes sociales el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.
El secretario de Relaciones Exteriores añadió que "se abordará el futuro de la relación bilateral así como el suministro de vacunas rusas a México".
Esta será la primera conversación que trascienda públicamente entre López Obrador y Putin, quien en 2018 felicitó al mexicano por su victoria electoral a través de un telegrama, pero no asistió a su toma de posesión.
México, que desde el 24 de diciembre está aplicando la vacuna de Pfizer y a principios de enero autorizó el uso del fármaco de AstraZeneca, tiene ahora en el punto de mira la vacuna rusa de Sputnik V y la china de CanSino, las cuales están siendo estudiadas por la autoridad reguladora.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, estratega del Gobierno mexicano contra el Coronavirus, estuvo recientemente en Argentina para dar seguimiento a la aplicación de la vacuna rusa, que ya está siendo utilizada en el país e incluso fue suministrada al presidente Alberto Fernández.
La llamada con Putin tendrá lugar luego de que el viernes López Obrador conversara por teléfono con Biden, una vez investido como presidente de Estados Unidos.
Según informaron ambos Gobiernos, los mandatarios abordaron estrategias de cooperación sobre Covid-19 y también acordaron colaborar para atender las "causas" que provocan la migración forzada de Centroamérica hacia Estados Unidos a fin de frenar los flujos de migrantes.
López Obrador y Putin fueron de los últimos mandatarios del mundo en reconocer la victoria de Biden, pues ambos se esperaron a que el Colegio Electoral la ratificara, algo que sucedió más de un mes después de los comicios estadounidenses del 3 de noviembre.
El presidente mexicano, que se autodenomina de izquierdas, sostuvo que tenía una "buena relación" con el entonces inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, y quiso esperar a que se aclararan las acusaciones de fraude electoral que este vertió sin pruebas.