El poderoso huracán Irma azotó Cuba con vientos ensordecedores, ocasionando importantes daños materiales y una lluvia incesante, acompañada de marejadas que empujaron el agua del mar tierra adentro e inundaron casas.
Además, Irma golpeó con una fuerte penetración de mar a La Habana, la ciudad más poblada del país, y otros puntos del occidente de la isla antes de girar hacia Estados Unidos.
Testigos dijeron que en la ciudad de Caibarien, en el centro del país, se derrumbó el museo provincial al tiempo que volaban farolas, postes de luz y tejas de cubiertas de casas. El agua ingresó unos 500 metros mar adentro.
Por todo el oriente y el centro del país se reportaban torres de telecomunicaciones en el suelo, árboles derribados sobre los caminos, viviendas destruidas, toneladas de escombros y escombros de madera, inundaciones con olas de hasta seis metros y ráfagas de viento de 256 kilómetros por hora.
Infraestructura turística -la principal fuente de ingresos del país- sufrió afectaciones importantes, sin embargo, aún no son cuantificadas. Incluso el pedraplén (camino sobre una cimentación de piedras) que une a la isla de Cuba con los Cayos del Rey quedó destruido.