Aunque inspirado en el Black Friday, el Buen Fin sólo se asemeja en las iniciales de sus letras a dicho evento.
Mientras en la edición estadounidense es posible encontrar aparatos electrónicos a menos de la mitad de su precio; en la versión mexicana reinan los meses sin intereses, que aunque no son tan increíbles como llevarse un artículo casi regalado, también es muy atractivo sobre todo para los nuevos consumidores.
Otra de las diferencias de este famoso fin de semana es el comportamiento de los consumidores. Mientras en Estados Unidos -literalmente- se han matado por ‘ganar’ un objeto (ya van 10 fallecidos); en México las compras son más tranquilas y afortunadamente ni lesionados han existido. Pero en lo que no se parecen, es en los ingresos que generan, ya que a seis años de la primera edición, en nuestro país las ganancias son mucho menores.
El gran contraste, entre una edición y la otra, también se debe a que el Black Friday ya es una tradición en el país vecino; en tanto que aquí aún le falta mucho para lograrlo.